lunes, 1 de abril de 2019

Instrumental de James Rhodes y como la música nos salva



Hay veces que los libros te marcan de una manera que no puedes explicar. Y cuando te sientas delante de la pantalla en blanco, viendo parpadear el cursor, te preguntas como serás capaz de hablar de algo tan interno, tan doloroso, sin que quede superficial o estúpido. Esto me pasó con la reseña de Instrumental de James Rhodes. Estoy hablando de un libro que salió hace ya muchos años, que yo leí aún más tarde. Escribí la reseña de Instrumental sin acabar satisfecha. Os hablaba, en ella, de un tema muy duro para mí, muy personal. Y me vi incapaz de compartirlo en ese momento. Sin embargo, no he podido sacarme el libro de la cabeza. Como si las palabras de Rhodes me incitaran a hablar. Así que… aquí está. La reseña de Instrumental. Dos años más tarde. Hay cosas que se tienen que contar, aunque no lleguen a tiempo.

Instrumental es un libro autobiográfico de James Rhodes, un pianista inglés mundialmente conocido. El libro empieza con una frase que es todo un estamento: “La música clásica me la pone dura”. Una declaración de intenciones que muestran que el autor no se va a cortar un pelo en contar su vida y su pasado. Rhodes sufrió abusos durante cinco años por parte de su profesor. El libro se adentra en el después, en las consecuencias que esos cinco años tuvieron en su vida. Cuenta las lesiones físicas, las operaciones y el dolor. Sobre su incapacidad por entender las relaciones personales y sexuales. Cuenta su depresión, su caída en las drogas, su soledad. Y cuenta como, en ese pozo negro, la música clásica le salvó la vida. Por encima de unas memorias, por encima de una historia de depresión y de abusos. Por encima de todo esto, Instrumental es un homenaje a aquella música que nos cambia por dentro.

No soy músico. No puedo tocar ningún instrumento y por desgracia, nunca he hecho solfeo. Es de esas espinas clavadas que quizá nunca logre sacar. Sin embargo, sí tengo muchísima afinidad con la música. Diría que la música me ha acompañado en los mejores y en los peores momentos de mi vida. Me ha acompañado en viajes, en el amor y en el sexo, en noches y días que recuerdo con cariño. Y me acompañó también en el funeral de un amigo muy cercano. Ese día y en los siguientes, fue Rachmaninov el que me acompañó. Sin su concierto a piano número 2, seguramente habría sido incapaz  de acordarme de los buenos momentos, de recordarlo como el chico alegre y risueño que fue antes de morir. Sin su música, estoy segura de que sobrevivir aquellos primeros meses habría sido mucho más duro. 

Es por eso que Instrumental es un libro tan importante. Nos habla a aquella parte de nosotros que deja de respirar un instante cuando suena esa canción. Nos habla de cómo las cuerdas de un piano pueden sacarte del agujero negro. Instrumental es un canto a la esperanza. Pero no lo hace desde la luz, sino desde la oscuridad, desde la aceptación de que hay dolor en el mundo. Habla de sus abusos y de las consecuencias, que lo han acompañado toda su vida, sin pelos en la lengua y con el corazón en el puño. Pero sobre todo habla de de música. De Bach, de Mozart, de Rachmaninov, de Chopin. De cómo cada uno de esos compositores logró tocarle, de alguna forma, en un momento tan duro. La esperanza de la que habla James Rhodes en su novela es creíble porque hemos visto de dónde viene.

Instrumental es un libro bonito. Aunque lo que cuente en él sea horrible, la cara más oscura y monstruosa  de la humanidad, el libro es bonito. Lo es, pues Rhodes nos anima a seguir viviendo. Nos anima a sentir la música como nuestra. Y pone sobre la mesa un tema tan importante como es el de la protección de la infancia frente a los abusos. Un debate por el cual él ha luchado incansablemente desde que está viviendo en España. Por todo eso, y por mucho más, esta es una autobiografía que todo el mundo debería leer.

“Pero ahora tenía la música. Así que todo eso daba igual. Porque al fin contaba con una prueba definitiva de que todo iba bien. De que existía algo en este espantoso mundo de mierda que era solo para mí y que no tenía que compartir ni justificar, que era todo mío. Nada más lo era, a excepción de esto.”


Si aún tenéis curiosidad por la novela, hacedme el favor de leer esta pedazo reseña de Marta en su blog Leer sin prisa. Leí este libro gracias a ella y seguro que vosotros hacéis lo mismo. 

4 comentarios:

  1. ¡Holaaaa!

    Jo, madre mía, que reseña más intensa. Te entiendo perfectamente, hay libros que transmiten tanto y que dejan una impresión tan profunda en ti que da igual como te intentes explicar, que nunca vas a conseguir transmitirlo en una reseña, yo a veces también tengo esa sensación.
    Bueno, tengo que decir que te ha quedado de maravilla y desde luego, me dejas con unas ganas increíbles después de leerlo. No tenía ni idea de que tocaba un tema tan duro -aunque sí que sabía que estaba muy presente la música- pero vamos, ahora me has dejado con muchísima intriga.

    ¡besos!

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  2. Hola :) Ya sabes que desde que fuimos juntos al concierto tengo muy pendiente su lectura, aunque me da miedo lo hondo que puede llegar a calarme. Jo, me has recordado que tengo otro Blackie más que comprar XD

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  3. Buenaas! Lo he visto mucho en mi librería y aunque no me llamaba especialmente me has hecho replantearmelo ^^
    Gracias por la reseña <3

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  4. Lo quiero leer hace años pero no he tenido la oportunidad de conseguirlo.. pero me ha encantado tu reseña y te entiendo perfectamente porque yo también amo la musica.

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