Reseña: El guardián invisible de Dolores Redondo

Nunca he sido muy de novela negra, aunque no es que me disguste el género. Siguiendo mi tónica habitual, apenas he leído nada de ese estilo que se salga de Arthur Conan Doyle y mi amada época victoriana. Sin embargo, y en aras de buscar literatura actual (sobre todo teniendo en cuenta de que pronto tendré que venderla y por lo tanto, conocerla al dedillo) he buscado títulos que encabezaran listas de ventas y que hubieran salido en 2013-2014. Y así encontré El guardián invisible, de Dolores Redondo.

La verdad es que lo primero que me atrajo de este libro es la portada. No soy una persona que juzgue un libro por su portada, todo lo contrario (aunque prefiero ediciones que no se caigan a trozos, me encanta también el olor a antiguo y en la biblioteca de mi madre (que espero heredar algún día jaja) muchas de estas increíbles piezas que tienen más años que yo. A lo que iba, la portada de El guardián invisible me gustó y decidí darle una oportunidad, casi sin pensarlo (estaba preparando mi viaje a Roma y quería llevarme algún libro que no fuera muy delgado, sobre todo para no tener que llevarme un segundo, aunque al final me llevé un segundo igualmente xD).

Por lo tanto, no me esperaba para nada todo el tema sobre la mitología vasca. Conozco muy poco sobre ella y me ha sorprendido gratamente ir descubriendo costumbres, tradiciones y historias relacionadas con Euskal Herria y relacionadas también con el libro. De alguna forma, ambas historias: la actual del libro con la pasada de la tradición vasconavarra se van hilando entre sí, formando una trenza muy agradable de leer.

Dolores Redondo tiene un estilo claro, sencillo y simple pero que se hace fácil de leer y que no disgusta. Sabe transmitirte de forma que te sumerjas en la historia, aunque a mi parecer peca un poco de falta de descripciones. Aunque podemos visualizar esos paisajes de Elizondo (sí, al menos a mi me han entrado ganas de ir) y de los alrededores, así como visualizamos las escenas de los crímenes que se muestran, a veces me ha parecido que pasaba superficialmente por cosas que, a mi parecer, habría sido interesante relatar.

La historia habla sobre un asesino en serie que despoja a sus víctimas adolescentes de toda impureza, dejándolas como virginales y puras en el río, cerca de la naturaleza. Sin vello púbico, sin ropa, sin maquillaje y sin mácula, el asesino recrea el mismo escenario varias veces. Amaia Salazar es la protagonista, una inspectora a la que se le asigna el caso ya que conoce la zona donde se suceden los asesinatos: Elizondo. Un pueblo del que huyó de pequeña y en el que se tendrá que afrontar a los fantasmas de su pasado a la vez que intenta descubrir el autor de los crímenes.

Como ya he dicho, lo que más me ha gustado de este libro es la ambientación, este pequeño pueblo de Navarra que parece tener tanta magia como ella relata, toda la mitología impresa en la historia. Los personajes dejan algo que desear en cuanto a complejidad (no es que sean muy planos, pero sí bastante tópicos y a excepción de algún personaje interesante (como la tía) la mayoría no te hacen sufrir ni amarlos como pasa con otras novelas. Me gusta que haya jugado con la dualidad del bien y el mal, sobre la pureza de la naturaleza y la monstruosidad de los asesinatos.

Resumiendo, este libro, que por lo que me he enterado es el primero de una triología, es interesante para adentrarte a un mundo tan cercano como es el paisaje navarro y a la vez, mágico y desconocido (al menos para mi) como es la mitología vasco-navarra, a la vez que vamos desgranando, poco a poco, los misterios de los asesinatos en serie. Si te gusta este estilo de literatura, es muy recomendable y si no te gusta, como a mi, se hace ligero y para nada pesado.

4/5