Reseña: La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón

Hacía tiempo que tenía ganas de hacer alguna relectura de uno de mis escritores preferidos y al que más cariño le tengo y aprovechando el Summerthon, cogí La sombra del viento y de nuevo, volví a transportarme a aquella Barcelona de la post guerra que Zafón relató que tanto me había enamorado desde un principio. De entrada, parece un libro creado para sacar citas de él y aunque no soy muy de poner citas, me he visto tentada a hacerlo con medio libro. Pero no nos adelantemos, mejor vamos paso a paso.

Daniel Sempere perdió a su madre cuando era muy pequeño. Una mañana, atemorizado por no poder recordar su rostro, su padre lo lleva a un sitio especial que muy pocos conocen: El cementerio de los libros olvidados. Ahí le explica que, al entrar por primera vez, firmará un pacto con un libro que él escoja (o que el libro lo escoja a él, como nos cuenta Daniel), y que tendrá que cuidarlo toda su vida. Ese libro en concreto es La sombra del viento de Julian Carax y en el momento en que Daniel se ve atrapado en sus páginas, empieza a girar una rueda que él no podrá parar y que lo arrastrará el resto de su vida. 

Escrito en primera persona, Daniel se nos hace un personaje muy humano, con sus cualidades, pero también con sus defectos. Carlos crea el personaje seguramente a través de sí mismo y por eso podemos ver un reflejo del autor, pero también una profundidad agradable, no solo en él, sino en otros personajes que van apareciendo. Por supuesto, no puedo dejarme a Fermín. Si el libro fuera una joya, el personaje de Fermín sería la gemma que la adorna. Sin Fermín, el libro no se sostiene y pierde toda la gracia y carisma que desprende. Puedo asegurar que, para mi, Fermín es de los mejores personajes que ha creado Zafón. 

Aunque a veces peca un poco de la dualidad entre el bien y el mal, demasiado marcada, podemos ver personajes que son neutrales o que parecen de una forma que no son y que le dan esa chispa a la novela. Así, Lain Coubert es alguien que no tenemos muy claro de qué bando está, mientras que hay otros personajes que claramente están hechos para que el lector los odie tanto como los protagonistas. No me suelen gustar los malvados tan extremos por que no me parecen realistas, pero en este caso es necesario y tiene cierta explicación: Zafón no deja cabos sueltos.

Me ha gustado releer este libro porque me lo leí por primera vez con once años y aunque creo que ya había hecho una relectura, también fue hace muchísimo tiempo. Ahora he podido verle unos toques que antes no conocía, además de entender mucho mejor las referencias literarias (cuando tenía once años, apenas conocía clásicos y algunas bromas o comentarios que se hacen durante todo el libro están relacionados con esos clásicos que no conocía y que a mi me sonaba a chino). 

Zafón es un artista en crear historias dentro de historias y hacer que el lector cada vez se adentre más en la novela, cada vez supere una capa de historia para descubrir otra, como una muñeca de Matrioska. Así como Daniel describe el libro de Julian Carax, me pasó lo mismo con La sombra del viento. 

Pocas cosas marcan tanto a un lector como el primer libro que realmente se abre camino hasta su corazón. Aquellas primeras imágenes, el eco de esas palabras que creemos haber dejado atrás, nos acompañan toda la vida y esculpen un palacio en nuestra memoria al que, tarde o temprano - no importa cuántos libros leamos, cuánts mundos descubramos, cuánto aprendamos u olvidemos -, vamos a regresar. 

En resumen, recomendaría a todo el mundo La sombra del viento (no por algo es de mis libros preferidos) pero no creo poder ser objetiva con este libro. Fue cuando lo leí que decidí ser escritora para poder transmitir sensaciones así como Zafón me lo había hecho conmigo, así que siempre, indudablemente, volveré a La sombra del viento, a perderme en sus páginas como hice la primera vez. Por lo tanto, creo que está clara mi puntuación. ¿Os ha gustado esta reseña tan poco objetiva (xD)? ¿Habéis leído el libro?

5/5