Llevo un par de días sin publicar y todo porque quería acabarme el libro de Murakami y así poder publicar la reseña antes de que acabara el mes. Por desgracia, el trabajo y el cansancio me han convertido en una lectora lenta, así que no pude acabármelo hasta ayer por la noche (y como entenderéis, ayer por la noche no pude escribir la reseña). Pensé en publicarla hoy, pero he preferido seguir "el calendario" y publicar un Dime lo que comes, ya que es sábado. Y además, sé que os encanta esta sección :)
El libro que os traigo hoy es un libro muy especial y que sé que muchos han leído o quieren leer. Como seguramente va a pasar a partir de ahora, las fotos están hechas en la librería, a falta de tiempo y lugar donde hacerlas. Espero que no os importe, porque me las he currado igual. Estuve a punto de publicar este Dime lo que comes en San Valentín, por que es una novela romántica (aunque digan que no jaja), pero al final me decidí por el que posteé ese fin de semana porque me parecía más adecuado. Pero hoy os traigo esta delicia que también está muy bueno.
Quizá os parecerá un poco rara la asociación de pastel de queso y arándanos (que por cierto, es delicioso) con Lolita, pero al contrario, a mi me ha parecido bastante adecuado. Por un lado, el contraste de colores parece bastante adecuado para la novela. El blanco inocencia contrasta con el rojizo intenso de los arándanos, de la perversión y el romance pasional y desesperado. Por otro lado, también encontramos un contraste de sabores entre el ácido de la mermelada y la dulzura del queso.
Si habéis leído el libro o mi reseña, sabréis que Lolita es un personaje de contradicciones y por eso me parece que este pastel queda tan bien con ella. Es un pastel que simboliza el paso de la inocencia infantil a la madurez de la juventud. Un pastel que parece unificar dos sabores, dos colores en uno, así como el personaje de Lolita. Como el misterior que Nabokov crea con este personaje. Es por eso que me ha parecido tan adecuado.
Esta es de las recetas más sencillas que os voy a explicar, así que espero que la disfrutéis:
Ingredientes:
500 gr. de queso crema (philadelphia es ideal)
140 gr. de azúcar blanco
2 huevos
125 ml de nata para montar (sin montar, claro).
1 cucharada de esencia de limón
Unas 15-20 galletas maria
50 gr de mantequilla
Mermelada de arándanos al gusto
Preparación:
Está muy muy bueno, lo prometo. |
Primero vamos a hacer la base. Cogemos las galletas maria y las machacamos hasta que quede harina de galleta (es decir, como en polvo). Calentamos la mantequilla en el microondas hasta que se deshaga y juntamos ambas cosas en el molde previamente preparado. Esto será la base de galleta, así que aplanamos todo lo posible, llenando todos los huecos. Una vez hecho esto, reservamos el molde dentro de la nevera para que se solidifique mejor.
Batimos el queso crema con el azúcar hasta que se integre. Añadimos los huevos uno a uno con delicadeza y vamos batiendo para que vaya uniéndose a la masa. Añadimos la nata y el limón y acabamos de batir. Os quedará una masa totalmente líquida (y buenísima) que ponéis dentro del molde.
Precalentamos el horno y una vez caliente, ponemos el pastel en el interior a 180 grados durante diez minutos. Luego, sin sacar el pastel, bajamos la temperatura a 120 grados y dejamos hornear a fuego lento durante una hora y media aproximadamente. Este tiempo va a variar según el tamaño de molde, así que vigilad el pastel y id pinchándolo. Cuando veáis que sale más o menos limpio, sacáis el pastel. No lo desmoldéis hasta diez minutos más tarde y se aconseja guardar el pastel al menos un par de horas en la nevera.
Para servir, cubrir de mermelada de arándanos al gusto. Se puede cambiar por cualquier otra mermelada o, como os expliqué hace tiempo, por lemon curd (que está aún más bueno). La esencia de limón es opcional, pero le da un toque ácido buenísimo que recomiendo.
Espero que os haya gustado tanto la receta como la entrada y nada, que nos vemos en el próximo Dime lo que comes y te diré lo que lees.