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Ciencia ficción en femenino

jueves, 20 de octubre de 2016


Aunque la imagen está cambiando desde hace un tiempo, la idea de que la literatura está escrita por hombres aún está, inconscientemente, en la cabeza de muchos lectores. No por algo muchos de los que hemos participado en el #LeoAutorasOct nos hemos dado cuenta de quien predomina en nuestras lecturas y en nuestras estanterías. Piensa un nombre de una obra clásica y seguramente el primer libro que te venga a la cabeza estará escrito por un hombre.

Sin embargo, nosotras llevamos escribiendo desde siempre. Al fin y al cabo, la literatura es una manera de contar historias y todos tenemos historias dentro que contar. No hay ningún carácter en el cromosoma Y que indique que los hombres son mejores escritores o mejores poetas. Y sin embargo, la historia ha obviado a estas mujeres escritoras y muchas de ellas seguramente se han perdido en el olvido por el simple hecho de tener dos cromosomas XX en su código genético.

En realidad, y aunque pueda sonar estúpido el remarcarlo, las mujeres siempre han estado ahí. Luchando en las guerras o trabajando en la ciencia, inventando cosas o componiendo música. Fa Mulan, un personaje que existió de verdad o Hipatia, una filòsofa, astrónoma y matemática del siglo III. Son figuras que se han rescatado del olvido y que se ven como extrañas, como hechos curiosos y poco probables. Y sin embargo ¿cuántas mujeres que habrán hecho sus labores no habrán sido rescatadas nunca del olvido? La lista de nombres femeninos que desbaratan los clichés comunes como el hecho de que las mujeres no se interesan por la ciencia, la tecnología o, por ejemplo, la ciencia ficción, cada vez aumenta más y más.

Y es que aunque se ha considerado desde siempre que la ciencia ficción y la fantasía es un, permitidme el tono coloquial, “campo de nabos”, esto está cambiando poco a poco. Cada vez somos más lectoras las que nos fascinamos por un libro de ciencia ficción. Cada vez somos más las escritoras las que abocamos nuestras ideas, nuestras ganas de contar una historia, en el mundo de la especulación futura.


Hay muchas posibles razones por las que la mujer, hasta hace poco, se sentía excluía del mundo de género. Razones que no son excluyentes entre ellas, sinó todo lo contrario. Sin embargo, cuando pienso en este tema, me vienen dos a la cabeza, dos razones que me han afectado a mí en algún momento y que estoy segura de que también habrán afectado a lectoras potenciales.

Por un lado, la falta de una figura femenina representativa. Sí, una vez te metes en el mundillo, o gracias a iniciativas como La Nave invisible o #LeoAutorasFantasticas, puedes conocer a grandes mujeres que han escrito libros de ciencia ficción. Úrsula K. Le Guin, Octavia Butler o Mary Shelley. Sin embargo, seguramente, una lectora que se esté introduciendo en la literatura de ciencia ficción recibirá recomendaciones de Philip K. Dick, Isaac Asimov o Orson Scott Card. 

Y eso me lleva a otro: los personajes femeninos. Estoy generalizando y conozco obras con personajes femeninos muy interesantes, sin embargo, en muchas de las obras de género que he leído, los personajes femeninos son más bien pobres. No siempre clichés, pero sí muchas veces con los mismos recursos, personajes que están ahí para hacer de chaperona a los masculinos. Y ya ni digamos, protagonista. Y seguro que existen, no digo que no, pero de nuevo, lo estoy viendo desde el punto de vista de alguien que se quiere introducir en el género.

Las cosas están cambiando y lo mejor es que veo cierto movimiento, cierta tendencia a provocar estos cambios. Sin embargo, aún nos queda mucho camino por recorrer, muchas piedras que quitar y mucha memoria que recordar. Quizá en unos años, nos olvidaremos de esa etiqueta que dice que la literatura de ciencia ficción es “cosa de hombres” y que solo la leen estos. Quizá en unos años podremos ver el mismo número de libros escritos por mujeres que por hombres. Mientras ese momento no llegue, aquí seguiremos. 


En el Ágora #8: La homosexualidad en la literatura

miércoles, 7 de enero de 2015

Como ya sabéis, En el Ágora es la sección de debate del blog que se postea un miércoles cada dos semanas. Hoy os iba a traer un debate sobre las bases de la fantasía y la necesidad de una renovación de ese género, pero se me ha ocurrido, mientras estaba escribiendo una historia donde la protagonista es lesbiana, el tema que os vengo a traer hoy y que creo que puede ser interesante para debatir.

No sé si lo sabéis, pero hay varias librerías alrededor del mundo (una misma en Barcelona) especializadas exclusivamente a títulos en los que los protagonistas son homosexuales. Pero ¿realmente es necesario? ¿Por qué en la literatura no especializada encontramos tan pocos protagonistas que sean homosexuales? ¿Por qué siquiera tenemos que hablar de una literatura especializada en ello?

Si nos ponemos a pensar, al menos en mi caso, se me ocurren pocos ejemplos en los que haya una relación homosexual protagonista en una novela. Que se me ocurra ahora, pienso en El sabotaje amoroso, de Amelie Nothomb (aunque lo de relación amorosa está algo pillado por los pelos en este caso, pero pongámoslo de ejemplo) y sé que hay una novela de Haruki Murakami, si no recuerdo mal la de Sputnik, mi amor. También hay algún personaje homosexual secundario, como por ejemplo Renly y Loras en la saga de Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin. Seguro que si pensáis, se os ocurrirá algún ejemplo más, pero en general es un tema poco tocado en la literatura. 

El caso es que, en general, no se ven muchos personajes homosexuales o muchas relaciones entre dos personas del mismo género dentro de la literatura más conocida. Las relaciones que estamos acostumbrados a ver (y eso también podría ampliarse a las películas y las series) son entre dos personas de diferente sexo, contando, como siempre, con algunas excepciones. Por otro lado, se asocia la poca literatura que hay con autores de las mismas inclinaciones, como si solo un autor homosexual pudiera escribir sobre ella.

En una sociedad que queremos crees que es avanzada, ¿hemos superado realmente el tabú de la sexualidad? Por supuesto que se ha avanzado en el tema, pues solo imaginar hace unos años que, por ejemplo, un superhéroe de cómic pudiera ser homosexual, o que siquiera un personaje secundario de un libro lo fuera, era impensable. La homosexualidad se hablaba siempre en segundos términos, sin especificar y sin declararlo abiertamente. Podías leerlo en los gestos de algún personaje, en las miradas, pero eran solo presunciones. Los tabúes poco a poco se van borrando, pero siento que aún queda un gran camino por recorrer.

Quizá ahora vengáis todos y me comentéis que no tengo razón, que la homosexualidad está muy implementada en la literatura. Espero que así sea, espero equivocarme y que vengáis todos con una retahíla de títulos en los que algún protagonista o personaje principal es homosexual. Realmente lo espero, porque eso significará que estoy equivocada. 

En fin, vosotros ¿qué opináis? ¿Creéis que no tengo razón y que la homosexualidad está más integrada en la literatura y en las artes de lo que yo creo? ¿Conocéis u os gustaría leer novelas en las que la relación de los protagonistas fuera una relación homosexual? Espero que os haya gustado el tema a debatir de hoy.

En el Ágora #7: Escritores en la sombra

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Escritores negros. Sí, sé que parece muy racista, pero no lo es. No es mi culpa que en la literatura se le den nombres raros a ciertas cosas. Además, estoy segura de que muchos conocéis el concepto al que me refiero y para los que no, tranquilos que ya os lo explico. Hoy vamos a hablar de ellos, de los escritores fantasma.
Los escritores en negro son aquellos que trabajan bajo las órdenes de un escritor, el que tiene la idea y pone el nombre. Es decir, son escritores profesionales con un buen talento capaz de imitar el estilo de autores más famosos, quienes dan la idea y pagan al escritor para que escriba, sino sus libros, parte de ellos. El escritor en la sombra nunca recibe fama ni su nombre aparece en el libro, pero recibe dinero y tiene talento narrativo (aunque normalmente no suelen ser personas muy imaginativas y por lo tanto, sus historias pueden pasar desapercibidas en caso de ser publicadas).

Se dice que Stephen King tiene escritores de este tipo trabajando para él, sobretodo porque su ritmo continuado de escritura, se dice, es imposible. Hoy no vamos a opinar sobre los escritores que pagan a otras personas para que escriban por ellos, porque creo que todos, más o menos, estaríamos de acuerdo. No, prefiero ver el punto de vista de esos escritores, gente que seguramente tenía el sueño de dedicarse a la literatura y que ha acabado viviendo de ello sin que su cara o su nombre resulte famosa. 

¿Creéis que es algo que vosotros haríais? Claro partiendo de la base que escribir en este caso no es un arte, sino un trabajo, debe ser duro que toda la recompensa que recibas de todo ese trabajo sea exclusivamente dinero. Supongo que será mucho dinero que te permita sobrevivir durante unos meses (al fin y al cabo, escribir una novela no se hace en un mes, por mucho que NaNoWriMo diga lo contrario xD), pero eso no quita que es una forma de venderse a las editoriales.

Por otro lado, ¿qué tan malo puede ser un escritor para que tu estilo pueda ser imitado fácilmente por otro? Porque no puedo imaginarme a un García Marquez, por poner un ejemplo exagerado, siendo imitado por nadie. No colaría. En cambio, escritores con un estilo más sencillo como King podría ser que lo tuvieran. El escritor da la idea y luego el que realmente escribe solo tiene que seguir esa idea. Y en las correcciones, el escritor famoso arregla las cosas de la trama que no le convencen y ale, a vender.

¿Hasta que punto se ha distorsionado la literatura como para que los autores confíen sus obras a otros? ¿Es que no cuenta para nada el hecho de expresar, de compartir aquellas emociones y aquellas historias que tenemos en nuestro interior? Seguro que hay pocos casos, pero bastantes más de los que debemos imaginar. Y a mi me parece algo muy triste. También me lo parece para el escritor fantasma, el que se gana la vida, porque aunque esté ganándose el pan y seguramente no tenga más remedio, debe ser frustrante trabajar para algo así. ¿Dónde ha quedado la literatura como arte?

Pero bueno, quiero ver vuestras opiniones. Al final, parece que no nos hemos alejado tanto como quería del tema de hace dos semanas. ¿Seríais un escritor fantasma si se diera el caso? Si supierais que uno de vuestros escritores favoritos lo usa, ¿qué haríais? ¿Conocíais el concepto? Espero vuestros comentarios, que como siempre, son muy interesantes. 

En el Ágora #5: La selección natural de la literatura

miércoles, 22 de octubre de 2014

Ya toca un nuevo En el Ágora, y de nuevo, como cada vez, tengo dudas de cual colgar. Por un lado, había pensado en el que os presento hoy, que parece una continuación casi natural al anterior En el Ágora, pero también pensé que quizá sería mejor postear una entrada completamente diferente que hace ya un par de semanas que tengo preparada. Ha ganado mi vena biológica, el titulo molón y el tema que, creo, os podrá interesar más. 
Cuando me refiero a la selección natural, no me refiero, por supuesto, al libro de Darwin ni nada biológico. Es una forma de hablar y un concepto que creo que se adapta muy bien al mundo editorial de hace ya unos años y el actual. En el En el Ágora de hace dos semanas, hablábamos de las modas literarias y de como estas podían influir al tipo de literatura que se vendía en las librerías, independientemente de la calidad del libro. Me encantó ver todos vuestros comentarios y ver que la mayoría coincidían bastante conmigo. Este debate va un paso más allá para hablar de la calidad. 

La calidad literaria es un tema del que se ha discutido muchísimo. ¿Qué parámetros podemos usar para discernir un libro bueno de uno malo? ¿Cómo podemos decir que un libro es bueno de forma totalmente objetiva? Yo creo que esto es bastante complicado, no solo para gente amateur como nosotros, sino hasta para los propios críticos profesionales. Hay muchos factores que entran en esta cuestión, no solo el de calidad literaria de la pluma en sí, también la manera de llevar la trama, la evolución y realismo de los personajes o hasta el tema de trasfondo de esta. 

Sin embargo, creo que una de las formas mejores de determinar la calidad de un libro es la que nos concierne hoy: la selección natural librera. Si vas hacia el pasado, si ves los índices lectores de años atrás, de decenas de años atrás, el proceso editorial ya estaba casi tan loco como ahora y se sacaban ejemplares (por fasciculos, pero al final acababan uniéndolos en libros) de novelas que no hemos oído hablar en nuestra vida. Muchas de estas novelas que no han pasado a la posteridad. Por supuesto, muchas otras se han vendido siempre, desde que salieron hasta la actualidad, sin se de mala calidad, obras de Dickens o Christie. Pero otras pasaron si pena ni gloria en la época y ha sido solo el tiempo el que le ha hecho justicia. 

Lo que quiero decir es que al final, el tiempo hace una selección natural de las obras que merece realmente la pena conservar, porque con el tiempo la gente, que lee el pasado, puede darse cuenta de que merece la pena salvarse y que no. Porque en el momento actual, igual que en el pasado, las modas literarias marcan la tendencia lectora del momento, pero no la calidad. 

¿Qué libros leerán de aquí 50 años? ¿Cuales de los miles de títulos editoriales actuales se salvarán de esta criba natural y cuales caerán en el olvido? Ya podemos ver el rastro de esa selección natural si miramos para atrás, hacia años en los que ya estabamos vivos, pero cuando las inquietudes lectoras eran otras. No vamos a ver El codigo Da Vinci en las librerías de aquí 50 años. La selección natural se encargará de ello.

¿Somos entonces, nosotros, incapaces de darnos cuenta de la calidad de una obra? No creo que eso sea cierto, los parámetros con los que se escogen los clásicos también cambian con el tiempo y quizá algunas obras que ahora consideremos mediocres puedan pasar también a la posteridad por mostrar el mundo actual con fidelidad o por otros parámetros que se consideren en el momento. Como dije en la anterior entrada, lo importante es que la gente lea. Pero también es importante, creo yo, que sepa distinguir la calidad de lo que está leyendo. Y eso, quizá, es el ejercicio que nos falta hacer a todos. De aquí dos semanas os traigo el En el Ágora final de estas reflexiones sobre las modas y la calidad. Espero que os haya gustado el debate.

En el Ágora #2: Lecturas obligatorias

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Ah, las lecturas obligatorias. Estas dos simples palabras son capaces de crear pesadillas a los estudiantes y más si, como los catalanes, tienen el doble de lecturas obligatorias por tener el doble de asignaturas de lengua. Muchos recordamos estos libros como libros que relegaríamos al fondo de la estantería y que no damos porque tenemos todos síndrome de Diógenes y no damos ni un libro (vale, vale, hablo por mi, pero sé que no soy la única loca en este mundo xD). Hoy, en esta entrada de En el Ágora, vamos a hablar sobre las lecturas obligatorias y sus consecuencias.


Todos conocemos la implicación de estas lecturas. Muchas veces las recibimos con la compra de los libros nuevos para el curso lectivo (en mi época aún no había la red de reciclaje de los libros de texto, así que teníamos que comprarlos de nuevo todos) y recuerdo que encima de los libros de sociales, matemáticas y demás, había otros libros, más pequeños, que yo me moría por leer. Porque sí, era así de inocente y para mi, la lectura obligatoria significaba tener más libros que leer. ¿Quién se podía negar a eso?

Sin embargo, el estado es el que impone que deben leer los niños, sin tener en cuenta que hay diferencias no solo entre cada colegio, entre cada clase, sino dentro de la misma clase. Dictaminan que libros son los que se tienen que leer para ser una persona de provecho en esta sociedad y imponen dichas lecturas a ton ni son. ¿Es eso bueno?

A ver, no me malinterpretéis. No estoy abogando contra la lectura obligatoria. Por supuesto creo que se debe incitar a toda persona viviente a leer, a hacer suya la literatura, si es que es una relación posible. Pero no creo que la lectura obligatoria tal y como la viven hoy en día la mayoría de institutos (al menos los institutos que yo conozco, que son varios) sea una ayuda para esto. Por supuesto, hay ciertos libros que son casi de obligación leer, pero que al imponerse, los alumnos acaban por rebelarse contra ellos y acaban odiándolos. Yo misma he odiado algunas de las lecturas obligatorias solo porque tenía que leerlas. Y muchas veces algunos alumnos que podrían llegar a amar la lectura con el libro correcto, se alejan de ella porque sus únicas experiencias (al no tener quizá padres lectores o una biblioteca cercana) con la literatura es la que ven en el colegio e instituto. 

¿Cuál es la solución, entonces? Por supuesto, obligar a un alumno a leer es algo que normalmente es aconsejable, porque sino muchos se irían por el camino fácil que es no leer. Pero ¿es necesario realmente tener que obligar a un alumno a leer X libro? Por poner un ejemplo, aún recuerdo leer Mirall Trencat de Mercè Rodoreda como un obligatorio que me aburrió hasta la saciedad (con lo que acabé odiando a la autora también). Si en vez de haberme dicho que leyera este libro, me hubieran dado una lista, aunque fuera de todas las obras de Rodoreda, y hubiera podido escoger yo, otro gallo cantaría.

Por que aunque parezca una tontería, el simple hecho de elegir da al alumno una sensación de libertad que ayuda mucho a disfrutar de la lectura. Aunque esta libertad esté limitada a una lista pensada por el profesor, no cuesta nada buscar varios títulos que resulten atractivos para los alumnos y también para el estudio de las diferentes épocas literarias. 

No quiero, con este debate, cambiar la educación actual española (por la que hablo, no sé el sistema en otros países, aunque os invito a que lo compartáis conmigo), pero sí que me gustaría ver diferentes puntos de vista de este tema, sobretodo porque yo ya estoy viejuna (xD) y hace mucho que no voy al instituto y creo que algunos de los que comentáis sí vais. ¿Qué pensáis vosotros? ¿Os gustan las lecturas obligatorias o, como yo, pensáis que hay otra forma de inculcar el amor a la lectura? 

En el Ágora #1 + 100 seguidores

miércoles, 27 de agosto de 2014

¡Cien seguidores! O más bien dicho, ¡106 seguidores! No sé si os podréis imaginar mi ilusión al estar dos días algo ausente del blog por causas personales y al volver, encontrarse este precioso número en los seguidores. La primera sorprendida soy yo. Si lo dejé en 98. ¿Qué ha pasado aquí? Sea como sea, me alegro mucho de que os guste el blog y de que en tan poco tiempo (en cuatro días el blog cumple tres meses, que se dice pronto) ya hayamos superado el umbral de los cien seguidores. Estoy muy agradecida a todos, los que comentan, los que leen y los que se pasan de vez en cuando. 

Ahora... la verdad es que llevo un tiempo pensándolo, pero no sé muy bien qué hacer para celebrar estos cien seguidores. De entrada, hoy os traigo una nueva sección que hace tiempo que quería estrenar y que no sabía bien como hacerlo, espero que os guste. Pero no me parece suficiente, así que espero opiniones de lo que os gustaría a vosotros que hiciera para celebrarlo ^^ (tengo pensado traer pronto un sorteo, aunque por desgracia solo podría ser en España (no tengo dinero para enviar un libro más allá), pero ya adelanto que el autor del libro será japonés jiji, pero de momento estoy estudiándolo). En fin, podéis dar cualquier idea para la celebración. Una nueva sección, el sorteo, una entrevista a alguien (o a mi misma si queréis xD), cualquier cosa que tengáis ganas de ver en el blog. ¡Aprovechad, que estoy generosa!



¿En qué consiste esta sección? Bueno, es tan simple como una sección de debate, en la que hablaré de los temas de literatura actual, del mundo editorial y demás temas que me parece interesante debatir. Sé que no es muy novedoso o original, pero me ha parecido necesario en un blog como el mío. Tengo varios temas que me gustaría comentar, pero creo que empezaré por este por que es el que me toca de más de cerca. ¿Por qué En el Ágora? Por que de toda la vida, el Ágora ha sido un espacio para debatir, para reunirse y discutir temas en sociedad. Pues bien, este será nuestro pequeño espacio para debatir en el blog. 

Librerías pequeñas VS grandes sucursales

El tema de hoy es complejo y, como he dicho, me toca de cerca, pues pronto abriré yo misma una de esas librerías pequeñas llamadas de barrio, que muchos dicen que tienen los días contados frente a las grandes empresas como Amazon o Fnac. Pero ¿es realmente así? ¿Tienen los días contados o pueden resurgir?

Por supuesto, creo que las librerías pequeñas necesitan reinventarse. No son competencia para las grandes empresas como puede ser Casa del libro, Fnac, Amazon, Book depository y varias más que se me ocurren y que todas disponen de una cantidad ingente de libros. La gente sabe que en esas librerías, tanto digitales como físicas, pueden encontrar cualquier libro que busquen. Aquel ejemplar raro que no está en la mayoría de librerías y que aunque tengas que andar un poco más, vale la pena porque seguro que encuentras todos los libros que buscas. Ya ni hablemos de la librería virtual, que además de ser algo más barata, te envían el libro a casa. ¿Quién no querría eso?

Pero las librerías pequeñas tienen algo que ninguna de estas empresas puede dar y es el trato con el cliente. Yo soy habitual de la librería de mi ciudad (aunque es una ciudad grande, de casi 90.000 habitantes, solo tiene dos librerías. Es lo que tiene vivir en Chonilandia) y en esa librería ya me conocen. Saben qué tipo de literatura me gusta, qué libros leo y cuales pueden interesarme. Son grandes lectores y personas sinceras, y como tal me dirán si un libro les ha gustado o no. Igual que el mundo del blog busca esos valores para apreciar las reseñas, a mi me gusta poder ir a una librería y que el librero me hable de los libros que le han gustado y de los que ha odiado. Pues me fío de su criterio. 

Ya sé que esta función pueden hacerla perfectamente los blogs y demás elementos literarios de la red. Pero para mi, no es lo mismo. Y por supuesto, veo las ventajas (y hasta a veces voy a tales sitios) de las grandes franquicias que dominan el mundo literario actual. Pero sigo siendo fiel a mi librería. Y en cuando abra una, espero poder pensar que habrá gente como yo que buscará un pequeño espacio más que un gran negocio, donde encontrar su libros.

¿Y vosotros, qué creéis? ¿Compráis en grandes empresas o preferís comprar en pequeñas librerías? ¿Tenéis alguna librería cerca de vuestra casa a la que os guste ir o una en la que os conozcan? Espero que os guste esta sección.