Hace tiempo que quería leer este libro y la lectura conjunta, organizada por El bosque de la loba roja me dio la excusa perfecta para hacerlo este mes. Cuando lo encontré una edición entre los libros antiguos de mi madre, tenía ya todas las facilidades: la presión de tener una fecha para acabarlo (a vosotros quizá no, pero a mi esa presión me ayuda mucho) y el hecho de tenerlo entre las manos, empecé a leerlo en cuando acabé el anterior.
Matar a un ruiseñor es un clásico que muchos conoceréis ya, si no por el libro, por la película ganadora de dos Oscar, pero la verdad es que yo no había leído uno ni visto la otra. Empecé el libro con el único conocimiento vago de que era una novela sobre el racismo. Pero en realidad, Matar a un ruiseñor habla de muchísimo más de eso. Casi de la esencia de la vida a finales de los años treinta, relatada por una niña cuyos ojos están aún sin moldear por la sociedad. Y ese, principalmente, es el encanto de la novela.
Scout Finch es una niña que, junto con su hermano mayor, Jem, y su padre Atticus viven en un pequeño pueblo, Maycomb, en una calle bastante característica. Empieza el libro describiendo no solo a los habitantes de esta, sino también la visión que tienen de ellos los niños. Personajes tan característicos como la señora Maudie o los Radley, una familia que tiene muchísimo protagonismo en el libro pese a que apenas salen los miembros de esta. El verano en que comienza la novela llega un niño, Dill, con quien entablan amistad fácilmente y con quien se dedican tanto a ver aparecer al misterioso Boo Radley (un hombre que ha permanecido encerrado en su casa durante treinta años)
Los problemas empiezan para Scout y Jem cuando su padre acepta un caso para defender a un negro que es acusado de haber violado a una mujer blanca. Un caso extremadamente controvertido que le hace ganar los insultos de la mayoría de la población de Maycomb, insultos que también reciben los niños, como ama-negros y demás insultos racistas. Poco a poco, Scout se va quedando con la situación y aprende a lidiar con ella, por mucho que le duela y le cueste.
El verdadero protagonista de esta novela, y de hecho el que iba a tener su nombre en la portada, es Atticus. Podemos ver, gracias al punto de vista de Scout, una persona íntegra, inteligente y calmada que lleva todo el caso con una dignidad y una elegancia envidiable para la época. Y no solo podemos ver su faceta como padre viudo, difícil para cualquiera y más para él, con los hijos que tiene, también podemos ver su faceta como vecino y como abogado. Es un personaje que llega muy adentro y que te hace querer saber más de él, de su vida anterior y de su profesión.
Otro personaje curioso es Dill, un niño que no tiene padre y que pasa los veranos en Maycomb. Es un niño sensible y un poco marginado del resto, que ve su hogar entre Jem y Scout y que está enamorado de esta última con esos toques infantiles que tanto añoramos a veces la gente adulta, con inocencia. Según he leído, Harper Lee basó este personaje en Truman Capote, el cual, por si no lo sabíais, fue un amigo íntimo de Harper desde la infancia. Me encanta buscar ese tipo de detalles cuando he acabado de leer, detalles que a mi parecer enriquecen el libro.
Quizá podáis encontrar el estilo algo simple, aunque yo creo que justamente esa es la gracia, pues se entremezcla la sencillez de un niño con la profundidad de un adulto (representa que lo relata Scout, pero nos habla en pasado así que podría ser una Scout del futuro, más adulta). Por otro lado, a veces lo encuentro poco realista en cuanto a lo que entiende o deja de entender Scout. Sí, tiene nueve años pero ha crecido en una familia atípica, en la su padre les ha contado las cosas como son siempre. Eso no significa que a veces Scout sobreentienda un ambiente que para una niña de nueve años, debería ser bastante confuso. Por otro lado, Harper Lee hace ese mismo ejercicio varias veces, como por ejemplo durante el juicio, en la que algunas veces se pierde - aunque finja no hacerlo para parecer mayor ante su hermano-.
En general, es un muy buen libro que merece la pena leer, uno de esos que te abre una ventana a la época en la que está plasmado (años treinta, finales de la depresión americana) y que te deja con ese sabor de boca de cuando una historia se ha introducido con profundidad en un tema que te deja pensando. Para mi, muy recomendable.
El verdadero protagonista de esta novela, y de hecho el que iba a tener su nombre en la portada, es Atticus. Podemos ver, gracias al punto de vista de Scout, una persona íntegra, inteligente y calmada que lleva todo el caso con una dignidad y una elegancia envidiable para la época. Y no solo podemos ver su faceta como padre viudo, difícil para cualquiera y más para él, con los hijos que tiene, también podemos ver su faceta como vecino y como abogado. Es un personaje que llega muy adentro y que te hace querer saber más de él, de su vida anterior y de su profesión.
Otro personaje curioso es Dill, un niño que no tiene padre y que pasa los veranos en Maycomb. Es un niño sensible y un poco marginado del resto, que ve su hogar entre Jem y Scout y que está enamorado de esta última con esos toques infantiles que tanto añoramos a veces la gente adulta, con inocencia. Según he leído, Harper Lee basó este personaje en Truman Capote, el cual, por si no lo sabíais, fue un amigo íntimo de Harper desde la infancia. Me encanta buscar ese tipo de detalles cuando he acabado de leer, detalles que a mi parecer enriquecen el libro.
Quizá podáis encontrar el estilo algo simple, aunque yo creo que justamente esa es la gracia, pues se entremezcla la sencillez de un niño con la profundidad de un adulto (representa que lo relata Scout, pero nos habla en pasado así que podría ser una Scout del futuro, más adulta). Por otro lado, a veces lo encuentro poco realista en cuanto a lo que entiende o deja de entender Scout. Sí, tiene nueve años pero ha crecido en una familia atípica, en la su padre les ha contado las cosas como son siempre. Eso no significa que a veces Scout sobreentienda un ambiente que para una niña de nueve años, debería ser bastante confuso. Por otro lado, Harper Lee hace ese mismo ejercicio varias veces, como por ejemplo durante el juicio, en la que algunas veces se pierde - aunque finja no hacerlo para parecer mayor ante su hermano-.
En general, es un muy buen libro que merece la pena leer, uno de esos que te abre una ventana a la época en la que está plasmado (años treinta, finales de la depresión americana) y que te deja con ese sabor de boca de cuando una historia se ha introducido con profundidad en un tema que te deja pensando. Para mi, muy recomendable.
Qué interesante, nunca lo he leído, me han dado ganas de hacerlo. La temática del racismo me atrae, más si está vista desde los ojos de un niño. Gracias por la reseña. Me quedo a seguir el blog ♥
ResponderEliminarYo lo tenía pendiente y mira, aproveché la lectura conjunta para hacerlo. La verdad, es muy recomendable, al menos para mi, me ha gustado mucho. Ya si lo lees, espero ver tu reseña :)
EliminarGracias por comentar! *-*
Hola guapa!
ResponderEliminarQuiero ponerme con este libro, aunque no ahora, en algún momento de mi vida porque es un clásico de la literatura y además creo que me va a gustar mucho.
Gracias por la reseña y me quedo por el blog :D
¡Besazos!
Sip, ya es un clásico y si te gustan, estoy segura que este te gustará (aunque es más reciente que muchos, no deja de estar ambientado en los años 30). Si te gusta, ya me dices a ver que tal ^^
Eliminar¡Besos y mil gracias por comentar!