Reseña: Muerte de la luz de George R. R. Martin

Hace mucho tiempo que había oído hablar de este libro, de los libros de Martin antes de Canción en general. Por falta de interés hacia el género (interés que en los dos últimos meses he retomado), no tuve mucha curiosidad por descubrir los mundos plantearios que había creado George, más bien me importaban bastante poco. Sin embargo, y con el reto de leer un par de libros suyos al dedicarle el mes de octubre, escogí este libro casi sin saber porqué. Y aunque me ha costado mucho encontrarlo (tanto que temía no poder reseñarlo antes de que acabara octubre), he logrado leérmelo en un par de días y hacer la reseña.

Dirk aún recuerda a Gwen, a su Jenny, con el cariño de un corazón roto. Siete años más tarde de su ruptura, la llamada de Gwen le recuerda a Dirk la promesa que se hicieron, promesa que él, pese a todo, está dispuesto a cumplir. Así, viaja a Worlorn, un planeta casi deshabitado que, durante un tiempo, fue la cuna de una feria de culturas de planetas exteriores, pero que ahora languidece a la espera de la muerte de la luz de su sistema solar. Es en ese escenario de decadencia, de la espera del ocaso, donde los amantes se reunirán, aunque ese reencuentro estará plagado de dudas, de interrogantes y de amenazas.

Este libro, pese a estar ambientado en un tono de ciencia ficción claro, es, sobretodo, una novela de amor. Pero no solo el amor romántico que lleva a Dirk a buscar a Gwen, pese al dolor de su corazón roto, o el amor que pueda sentir Gwen por él, sino también un amor hacia un lugar, hacia una nación o un planeta, el amor hacia un lugar que va pereciendo poco a poco sin remedio. 

Como siempre, Martin crea la ambientación con maestría, dotando a este planeta llamado Worlorn de personalidades dispares según la zona, según la ciudad que habitaron diferentes integrantes de diferentes países. Martin ha sabido diferenciar todas las culturas que se unieron en el planeta no solo con los detalles que tanto caracterizan su forma de escribir, sino con grandes rasgos de personalidad, haciendo que podamos reconocer la ciudad y sus habitantes solo con unos retazos de descripción. Los personajes también están trabajados, como siempre, pero en este caso toda la acción recae sobre Dick y es él el que vive la evolución como personaje, el que comprende, madura y aprende.

Es muy interesante todo el mundo y el trasfondo de este que ha creado Martin, no solo de Worlorn, sino de las culturas que ahí residen. El protagonista claro es Kavalar, pues es de este planeta del que Martin se ha explayado con más profundidad, relatando unas costumbres, una historia, una religión y en general una sociedad compleja que llega a ser totalmente creíble. Además he visto algunos paralelismos con Los mundos de Tuf que me hacen creer que aunque las dos historias no se parecen en nada, Martin cogió algunas ideas sueltas de este libro y también las usó, secundariamente, en Los viajes de Tuf. Como si los dos universos de los que habla fueran uno solo. Es interesante ver esta clase de guiños en los libros de un mismo autor. 

De nuevo, vemos los principios de Martin, en el que su pluma no era tan acurdada como en Canción de hielo y fuego. Eso no quita que sea un libro bien escrito, pero a veces la trama puede parecer algo densa y aunque algunas partes llegan a enganchar al lector, algunas otras veces se hacen algo pesadas. Las descripciones son muy detalladas, lo que ayuda a comprender mejor el mundo creado por el autor, pero a veces ralentiza un poco la acción. 

En general es un libro que me ha gustado, pero no me ha llegado a fascinar. En Los viajes de Tuk disfruté mucho por el propio Tuk y recuerdo que lo devoré en una mañana con facilidad. Sin embargo, ya sea porque no he llegado a conectar tanto con los personajes, ya sea porque la historia tampoco me parecía tan interesante como la de Tuk, no me ha fascinado como las otras obras de Martin que he leído. Eso no significa que no lo recomiende. Si os gusta la ciencia ficción o tenéis ganas de probar a leer el autor lejos de su saga conocida, este libro es tan bueno como cualquier otro. 

3,5/5