Reseña: Ritos funerarios de Hannah Kent

Desde hace meses que tenía ganas de leer este libro. Pero como muchos otros libros que son novedades, conseguirlos de segunda mano es casi imposible y de primera... bueno, gastarse veinte euros en un libro (sobretodo si estás acostumbrada a gastar dos xD) duele. Por eso, siempre iba dejando la compra de este para otro día. Al final, y gracias al concurso de Estantería compartida, pude pedirlo en book depository y ser feliz. 

Agnes Magnusdottir ha sido condenada a muerte después de haber participado activamente en el asesinato de dos isleños. Mientras espera dicha sentencia, es confinada a una granja de una familia común y dejada en manos de un sacerdote inexperto. Es a través de ellos y las conversaciones que poco a poco irán calando en el corazón de todos, que Agnes contará su historia y la verdadera historia del asesinato.

Basada en hechos reales, Ritos funerarios es un libro que está cosechando un éxito tremendo en todo el mundo. Menos, extrañamente, aquí. Por mi parte, es un libro que reunía tres características que adoro: Editorial Alba, siglo XIX (aunque el libro sea contemporáneo, está basado en hechos ocurridos a finales del siglo XIX) e Islandia. Para los que no sepáis, este país es uno de mis preferidos y uno al que deseo fervientemente volver, así que en cuanto tuve en mis manos este libro, no pude contenerme a leerlo.

Con toques históricos, pero sin dejar de ser una obra extremadamente personal, Ritos funerarios no es solo una puerta al corazón de una mujer que aparenta ser fría pero que ha tenido muchas dificultades en la vida, sino también una reflexión sobre la pena de muerte. A través de las conversaciones con el sacerdote y Agnes, y también a través de las labores a las que Agnes será confinada en la granja, podremos ver como la mascara de frialdad que le ha dado la fama de monstruo asesino es solo eso, una máscara. 

Los personajes están bien caracterizados, no solo Agnes, en cuya piel nos metemos, sino también el resto de elenco que la rodea. Hannah Kent va entrelazando el pasado con el presente, la primera persona con la segunda de una manera que no se hace cansada, al contrario, logra darle dinamismo a la obra y a la vez, acercarnos más a la voz interior del resto de personajes. Así, y sin ser una obra coral, conocemos los diferentes puntos de vista y nos acercamos más a los personajes.

La novela induce a reflexionar sobre ambas cosas y es ese tono coral el que nos da los diferentes puntos de vista al tema controvertido del que habla. El miedo a la muerte por un lado, la injusticia y los prejuicios por otro son varios elementos que van entretejiendose en la trama, magistralmente llevada por la autora. Es ese tipo de libro cuyo destino no importa, sino el camino que recorres por él.

La pluma del autora es preciosa, sencilla sin ser plana, expresiva sin ser recargada. Con un tono directo y, a veces, desgarrador, se pone en el papel de primera persona o en el de segunda sin dificultad alguna y también lleva al lector a ella. Si un caso me ha faltado un poco de descripción, me hubiera gustado visualizar mejor los paisajes que describe. Eso sí, ha ambientado a la perfección la obra, trasladándonos a la Islandia rural del siglo XIX.

En resumen, ¿lo recomiendo? Por supuesto. No creo que todo el mundo disfrutara de este libro, pero si has leído hasta el final la reseña y te ha llamado, es por algo. Y no te va a decepcionar.  

4/5