Elantris de Brandon Sanderson

No hay manera mejor que empezar una maratón de Sanderson que leyéndose su primer libro (al menos, el primero que publicó): Elantris. Este libro me parece admirable siendo el debut de un escritor que hoy en día ya sabemos que tiene el talento (y la rapidez) para ser uno de los mejores escritores de fantasía y scifi contemporáneos. Sin embargo, con esta novela demostró al mundo que realmente era capaz. Después de tenerlo abandonado en la estantería varios meses, me moría de ganas de empezarlo y puedo decir que, literalmente, me lo bebí.

Elantris, la bella capital de Arelon, la llamaban "la ciudad de los dioses", brillante y preciosa, está ahora muerta. Hace diez años la gran ciudad cayó en gracia y desde entonces la habitan los "muertos en vida", afectados por una misteriosa maldición que antaño daba el poder y ahora solo causaba desgracia. Raoden, príncipe de Arelon, recibe la maldición y es obligado a pasar el resto de sus días en Elantris. Su prometida, con quien iba a casarse en unos días, llega a la nueva capital de Arelon para descubrir que está ya casada con el príncipe, a quien todo el mundo da por muerto. Su llegada viene precedida de la llegada de un alto sacerdote, Hrathen, quién va a usar todo su poder y su habilidad política para convertir Arelon a su dios. 

Uno de los grandes aciertos que tiene Sanderson con esta novela (tendencia que, creo, tiene en otras de sus obras) es la de dividir la atención en tres personajes. Al tener capítulos individualizados, la trama se divide en tres y aunque al principio algunas tramas pueden ser más interesantes que otras, el autor obliga al lector a centrar su atención en otro punto del mapa para luego ir hilando la trama con maestría. Por supuesto, Sanderson no inventa nada nuevo, pero lo hace con gracia e inteligencia. Los personajes tienen, por lo tanto, un peso muy importante en una trama en la que se han aparcado escenas típicas de la fantasía para dar paso a una novela más política y crítica que bélica. Estos personajes tienen una personalidad muy marcada, pero tanto Sarene como Raoden son personajes básicos, sin mucha evolución. El que para mí sí ha sido interesante es el personaje de Hrathen, el sacerdote: tiene una evolución más marcada y es un personaje con más claroscuros que los otros dos.

Otro de los grandes aciertos, y para mi el mejor, es la ambientación que crea el autor. A través de descripciones no demasiado largas nos traslada con facilidad a Kae o Elantris, dejando lo que no describe a la imaginación del lector. La construcción de mundos (el worldbuilding, gracias Nina :D) es impresionante: No solo ha creado un mapa, sino que ha creado varias culturas, con sus diferencias y sus detalles característicos, con sus religiones y sus sistemas políticos variados. Con eso, todos los conceptos nuevos que acuña se ven envueltos en esta ambientación y el lector fácilmente puede sentirse integrado en la trama. Además, Sanderson construye suficientemente bien la historia como para que todos los hilos que abre en un principio acaben cerrándose. Sin embargo, el ritmo no es estable y da la sensación, en las últimas cien páginas, que tenía prisa por acabar el libro.

Sanderson es muy buen narrador, sin embargo se nota que este es su primer libro (al menos el primero que publicó): Aunque es una lectura ágil y adictiva, en algunos fragmentos me daba la sensación de que las cosas estaban muy calculadas y eso me sacaba un poco de la novela. Estos fragmentos, sin embargo, suceden en ocasiones contadas.

Concluyendo: Sanderson sabe hacer bien su trabajo y ha creado una novela de 650 páginas que se puede leer fácilmente en un par de días, una novela en la que predomina una trama muy bien construida y personajes cercanos. Si os gusta la fantasía y aún no conocéis a Sanderson (pecado), este libro es una muy buena puerta a su complicado universo. Eso sí, no hagáis como yo y esperad a la nueva edición revisada. Aunque os entenderé perfectamente si no podéis controlar las ganas de leerlo.