Tengo algo que confesar: empecé Las cosas
que perdimos en el fuego pese a que, en realidad, no tenía muchas ganas de
leerlo. Hay veces que se lee algo un poco por obligación y este fue el caso:
tenía que leerlo para el programa de 3 marcianos y medio y se me acababa el
tiempo. Yo misma entendía que era raro que no tuviera ganas, pues el libro
parecía hecho para mí: venía recomendadísimo por gente de cuya opinión me fío,
era una autora que quería conocer (y que me había encantado escuchar en el
Celsius) y es una antología de relatos. Pero entonces leí el primer relato. Y
bueno, digamos que la pereza se esfumó al instante.
Las cosas que perdimos en el fuego es una antología de relatos de terror
que se aleja de las convenciones del género para abrir una puerta a una
Argentina oscura, viscosa, desagradable. Una Argentina que es un personaje más
en los relatos y que forma parte de la ambientación pegajosa y opresiva que
logra la autora. Y es que el terror de Mariana Enriquez no usa monstruos ni
situaciones fantásticas, sino que busca el miedo en lo cotidiano, en las
sombras que rodean el día a día. Es un miedo más cercano, a veces casi
intangible, que se adentra en el lector poco a poco, casi sin que se note, y te
cala hasta los huesos.
Mariana Enriquez elige en casi todos sus relatos una protagonista femenina,
una mujer que, peor o mejor, forma parte de una Argentina empobrecida: La falta
de recursos y de dinero es una constante en los relatos de Enriquez. Así, no se
corta en mostrar su país en su peor momento: barrios chungos de Buenos Aires,
casas abandonadas, drogas, sexo desenfrenado, gente en la miseria. El terror
viene también de ahí, de esos ambientes opresivos, oscuros, ennegrecidos por la
pobreza, que muestra la autora.
El terror también viene de escenarios sobrenaturales. Pero no un
sobrenatural espectacular, con monstruos o escenas sacadas de este mundo.
Enriquez busca despertar sensaciones al lector, transmitir un malrollo que se pega
y no se desengancha. Esto lo logra en algunos cuentos más que en otros, pues
como toda antología, Las cosas que
perdimos en el fuego tiene relatos más acertados que otros. Mariana
Enriquez usa espírtus, usa humanos, usa la oscuridad urbana que rodea Buenos
Aires y el resto de zonas rurales de Argentina. De esta forma, logra colarse en
la mente del lector y sacudirla de todo escepticismo.
En conclusión, esta es una colección de relatos de terror que va creciendo
dentro de ti a medida que vas leyendo. Relatos que al principio parecen no
tener ni una pizca de ese malrollo del que he hablado en la reseña, pero que
poco a poco van metiéndote dentro de la ambientación, hasta que ya no puedes
salir de ella. Recomiendo leer estos relatos de una tirada, descansando entre
cuento y cuento, para poder meteros bien en esta Argentina espeluznante.
Otras reseñas:
¡Hola!
ResponderEliminarPues no soy mucho de terror, para nada, pero me ha gustado ese terror cotidiano que presenta la autora, además del papel que tiene Argentina en los relatos, me parece muy curioso :O
¡besos!
¡Hola! Sabía que me sonaba, en cuanto he leído que era una antología sabía de qué, a mí también me lo han recomendado. Espero leerlo pronto.
ResponderEliminarUn beso.
Buenaas!
ResponderEliminarPues no hay mucho que me llame del libro, ni soy de relatos ni del género, pero gracias por la reseña <3
yo leía solo dos relatos y descansaba (con otro libro de Mariana) por eso que dices. este libro lo espero leer pronto.
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