Reseña: El océano al final del camino de Neil Gaiman

Cuelgo esta reseña un poco tarde, pero quería hacerlo hoy para seguir el calendario, así que aquí la tenéis. Hace tiempo que quería reencontrarme con Neil Gaiman. Después de leer Stardust hace muchos años, había oído hablar mucho del autor y tenía mucha curiosidad por reencontrarme con él. Por eso cuando Pandas can read, El laberinto de la sirena y El bosque de Marbaden organizaron esta lectura conjunta, no pude evitar apuntarme de cabeza. Y la verdad es que no podía estar más contenta con el resultado.

Un hombre llega al océano al final del camino que conducía a su casa huyendo del dolor de un funeral. No sabe porqué va hacia allí, pero cuando llega y re-descubre la granja de la familia Hempstock y con ella, se acuerda del nombre de Lettie Hempstock, la que una vez fue su amiga. Eso provoca un aluvión de recuerdos que poco a poco van desencadenado la historia de su yo de siete años, una historia cargada de magia y nostalgia.

La novela se va mezclando, evolucionando poco a poco, rodeándote con una atmósfera que Gaiman sabe preparar y mostrar bien. Con una pluma sencilla, ligera, pero muy contundente, muy similar a la mente de un niño, el autor nos lleva por la historia de la mano, donde la magia y la oscuridad confluyen de forma natural. Es eso quizá lo que más me ha gustado, la luz y la oscuridad yendo de la mano en la misma historia. Además, el autor sabe transmitir muy bien las emociones y nos vemos en la piel del protagonista fácilmente.

Toda la novela parece una especie de cuento de hadas oscuro, pero también contiene un aire nostálgico del adulto que recuerda su niñez perdida, ese aire que se transmite en casi todas las páginas de la novela. Me gusta mucho cuando hace referencias a ciertas cosas que de niño no entendió y con el tiempo, acabó viendo. Porque así podemos ver la visión clara de la inocencia del niño a través de los ojos de un adulto. 

El autor juega también con el hecho de que los recuerdos son diferentes para cada uno (de hecho, uno de los personajes dice una frase similar), empatizando aún más con el personaje de forma que podríamos ser nosotros los que hubiéramos vivido aquella historia mágica, o cualquier otra diferente, pero también real. ¿Qué ha cambiado para que ahora no podamos ver ese mundo vetado para los adultos, que tan claramente ve el protagonista de pequeño? Ese contraste entre la madurez y la niñez es un tema predominante en la obra y uno de los que más me ha gustado, porque demuestra que en el fondo, lo único que cambia es la forma de ver, no los ojos en sí. 

No pensaba reencontrarme con Gaiman de esta manera. Hay otros títulos del autor que me llaman mucho la atención también y seguramente uno de esos habría sido el elegido, pero me alegro de haber acabado leyendo este y no otro (gracias a la lectura conjunta), porque he disfrutado muchísimo de este. Gaiman no solo ha hecho un libro cargado de magia que podría ser autobiográfico, sino de alguna forma ha logrado que sea una biografía de cada uno de nosotros de pequeños.

4/5