Hacía tiempo que venían recomendándome The long way to a small angry planet
de Becky Chambers (El largo viaje a un pequeño planeta iracundo en la versión
española publicada por Insólita ediciones) y cuando por fin pude hacerlo, me
arrepentí de no haberle dado una oportunidad antes. No siempre el hype ayuda en
una lectura, pero a veces cuando te recomiendan varias veces un libro, es sabio
hacer caso.
En el libro de Chambers conocemos a la Wayfarer, una pequeña nave con una
tripulación multiespecie cuya misión es unir dos lugares lejanos del espacio
para crear portales de navegación rápida. Un trabajo arduo y que aleja a la
tripulación, la mayor parte del tiempo, de cualquier tipo de sociedad. A esta
pequeña familia llega Rosemary, una humana que huye de su pasado.
Esta es una historia coral, en la que todos los personajes, en menor o
mayor medida, de la Wayfarer participan en la trama y en la narrativa. Y eso
ayuda muy bien a expresar el ambiente familiar que rodea la nave y a ahondar en
la personalidad de cada uno de sus personajes. Porque Chambers ha escrito una
space opera, pero ha escrito, por encima de todo, un libro sobre personajes. Y
es ahí donde reside la mayor magia del libro, en sus personajes. En sus
interacciones, en su diversidad, en su pasado, su presente y su futuro. Y
Chambers lo hace tan concienzudamente que a la mitad del libro el lector ya está
totalmente inmerso en su universo.
Esto, por otro lado, es algo que entorpece un poco la trama, aunque no su
ritmo. Al final, la mayor parte del libro es un viaje hacia una pequeña parte
del universo y aunque van haciendo paradas, conociendo diferentes mundos y
diferentes formas especies, creando así Chambers una ambientación rica e
interesante, al final el viaje deja de tener importancia. Esto tampoco es algo
que sea negativo, porque al llevar los personajes todo el peso de la trama, el
libro se hace suficientemente ameno como para leerlo sin necesitar que la trama
avance con fluidez.
Otra crítica que se le ha hecho, con la cual ya no concuerdo, es que el
libro es demasiado esperanzador. El mensaje que transmite es un mensaje de amor
y esperanza, de que hablando y dialogando la gente es capaz de entenderse.
Aunque no me parece que esa sea la totalidad de lo que Chambers quiere contar,
pues también tiene espacio para hablar de clonación, de la sexualidad o de la
conciencia de las IA. Temas que trata a la perfección, aunque en alguna ocasión
de forma demasiado superficial.
The long way to a small angry planet es un libro con una ambientación muy
rica y un universo muy poblado de varias especies. Sus personajes, además, son
extremadamente diversos, lo cual me pareció no solo original, sino necesario:
hay relaciones interespecie, relaciones entre humanos y IA, relaciones
homosexuales. Hay personajes de todos los géneros y de varias especies.
Chambers ha querido dar voz a personajes muy distintos entre ellos pero que, de
una forma preciosa, logran convivir entre todos dentro de la misma nave. Solo
por esa belleza, el libro ya merece la pena ser leído.
En conclusión, The long way to a small angry planet es de esos libros que
se agradece que existan. Y se agradece que una editorial tan currante como
Insólita Editorial haya decidido publicarlo. No he leído la traducción de
Alexander Paez, pero estoy segura de que es tan excelente como el libro. Así
que ya sabéis, haceos con el libro de Chambers y atesoradlo, porque es de esos
libros que se pueden disfrutar más de una vez.
Otras reseñas:
STOP the HYPE :)
ResponderEliminarYo estoy esperando que me llegue para ponerme a leerlo, tengo tantas ganas, además creo que lo amaré XD
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