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El pabellón de oro de Yukio Mishima

jueves, 21 de enero de 2016


Hacer una maratón de Mishima es algo más duro de lo que puede parecer, sobretodo en libros como el que os reseño hoy. El pabellón de oro, libro que leí hace ya mucho y reseñé en El peso del aire, fue mi primera experiencia con el autor japonés y la verdad es que aunque ya creó los cimientos de la fascinación que me produce el escritor, este libro me dejó algo descolocada. Por suerte, era una de las lecturas del ciclo de literatura oriental comparada, así que pudimos discutir largamente sobre Mizoguchi y su obsesión. Quizá no es el mejor libro para adentrarse en el mundo de Mishima, pero lo que no hay duda alguna es que es un referente ideal de temas de los que habla constantemente en sus obras.

El protagonista de esta novela, Mizoguchi, vive obsesionado con la belleza del Kinkakuji, el templo del pabellón de oro, obsesión que compara con la fealdad que ve en sí mismo (fealdad acentuada con su defecto de habla, que crea un abismo entre él y los demás por falta de comunicación). Cuando su padre lo envía a que lo admitan como novicio en el templo, Mizoguchi empezará poco a poco a alimentar esta relación de amor odio que tiene hacia el templo tan esplendorosamente bello.

Los dos temas más recurrentes en la literatura de Mishima son la atracción hacia la muerte y el enfrentamiento entre la belleza y la fealdad, entre el dorado y el negro. Justamente estos dos temas son esenciales en El pabellón de oro. En cuanto empieza la guerra, Mizoguchi descubre la belleza efímera del pabellón, consciente de que la guerra puede acabar con ella. Y es entonces cuando la belleza del pabellón adquiere relevancia, es entonces cuando más impresiona al personaje. Mishima usa el edificio como símbolo de su nación, perdida después de la guerra. Un mensaje hacia lo que Japón perdió en cuando se rindió ante Estados Unidos, pues no solo perdió una guerra, sino una cultura, una identificación. Todo esto Mishima lo plasma en la relación entre Mizoguchi y el Pabellón, en el resplandor dorado de este.

Los personajes creados por Mishima siguen este patrón de buen hacer. Además de estar bien construidos, todos giran alrededor de Mizoguchi para hacer su papel correspondiente. La pureza de Tsurukawa constrasta con la fealdad corrupta de Mizoguchi, a la vez que el amigo de este, Kashiwagi, la inspira con su propia fealdad. Al ser un libro escrito en primera persona, podemos introducirnos en la mente de Mizoguchi con facilidad y es por eso que el papel de estos personajes coge mayor relevancia, pues los vemos a través de los ojos del protagonista. La fealdad de Kashiwagi la vemos comparada con la del propio Mizoguchi, la belleza pura de Tsurukawa lo es aún más por el concepto que tiene Mizoguchi de sí mismo. Mishima coloca cada uno de los elementos con cuidado en la novela, de manera que aparezcan en el momento adecuado. Eso nos da la sensación de leer una novela muy redonda.

Narrativamente, Mishima también acierta. Su pluma, más compleja que en otras de sus obras, se muestra reflexiva, filosófica y se introduce en el pensamiento del protagonista con mucha facilidad. Gracias a esta pluma, el conflicto adquiere una magnitud mayor y vemos la metáfora con más fuerza. Mishima no solo es un gran escritor gracias a las estructuras, ideas o personajes que crea, sino que además lo dota todo de una belleza indescriptible con su pluma.

Este quizá es un libro complicado para todo aquel que quiera introducirse en la compleja mente de Mishima. Sin embargo, es de esos libros que te dejan un sabor de boca muy agradable, como una comida que te gustaría repetir. De hecho, es de esos libros que vale la pena el leve esfuerzo que conllevan: al final, se ve recompensado. Así que no os la voy a recomendar o dejar de hacerlo. Solo os voy a decir que esta novela es como un largo camino en el que se disfruta tanto el viaje como la llegada al destino. 

Reseña: Confesiones de una máscara de Yukio Mishima

jueves, 7 de enero de 2016



Una de las razones por las que me propuse hacer un maratón de este autor es porque lo poco que había leído de él me había fascinado. Es un autor complejo, con miles de matices, pero que creo que merece mucho la pena y aunque pensé que quizá moría con el maratón, quería hacerlo. Otra de las razones es que, aunque el maratón fuera un poco fail (cosa que no creo que pase xD) ya tenía un par de reseñas guardadas de libros que leí hace mucho y que publiqué en El peso del aire. Esta es una de ellas.

El joven narrador de esta novela, un joven enfermizo y débil, está obsesionado con su propia muerte, obsesión intensificada por la cercanía de la guerra. Crecido en una familia de bien con claras ideas tradicionales y criado por su abuela, descendiente de samurais, Koo-chan crece aislado de los demás por sus propios pensamientos. Se considera diferente, un ser extraño y como tal, tiene que vestir con una máscara.

La novela se divide en varios capítulos, y en cada uno de ellos Mishima nos relata un fragmento de la vida del protagonista. A través de escenas que el protagonista recuerda muy vívidas, recrea su peculiar versión de la vida. El crecimiento del protagonista en el primer capítulo y el descubrimiento de su sexualidad va dando paso a la supervivencia de este personaje en un mundo hostil que en el que él mismo no encuentra sitio.

Una de las características más importantes de este libro es que tiene un marcado tono autobiográfico, por lo que el lector nunca es consciente de lo que es real y lo que es ficción. Mishima juega constantemente con esta ambigüedad, creando un personaje que podría ser él mismo, en un ambiente que podría ser el mismo que él, pero con diferencias que lo separan de su propio ser. 

La muerte y la sexualidad son los dos temas recurrentes en este libro y a través de la historia, Mishima nos va mostrando escenas, imágenes, sensaciones que vive el protagonista en primera persona. Los dos temas y la fascinación que siente el protagonista por ellos nacen del mismo momento, de la misma escena, con una pintura de Guido Reni (El martirio de San Sebastian) como protagonista y a partir de esta escena, todo el libro girará alrededor de ello. Sin embargo, Mishima construye muy bien la historia, ambientada en una segunda guerra mundial desgarradora y dura.

Esta es una de las primeras novelas que escribió Mishima y se nota, tanto en la parte narrativa como en la parte más personal. Es un libro muy cercano y también con un toque duro que la guerra aporta a la novela. La narrativa del autor juega mucho con la primera persona y el tono confesional que tiene el libro para darle más realismo, para adentrarte más en esa frontera entre la realidad y la ficción.

En conclusión, es un libro que vale mucho la pena, sobretodo para todo aquel que se quiera adentrar en la literatura del autor. Aunque no me gusta la idea de que la biografía del autor tenga que hablar por el libro (quiero pensar que el libro habla por sí solo), en el caso de Mishima su vida es tan fascinante y llena de matices que leer Confesiones de una máscara nos ayuda a entender mejor toda su historia.

Podéis leer la reseña entera publicada en el Peso del aire aquí.
4,5/5

Maratón del mes de enero: Yukio Mishima

viernes, 1 de enero de 2016

Estamos a 1 de enero y hoy debería haber entrada del autor del mes... ¡Pero no! Ya veis que he cambiado un poco el formato para este mes (y el que viene, no sé si lo extenderé a otros meses) y he querido darle una vuelta a esta sección que os traía religiosamente cada mes. La verdad es que la idea no cambia demasiado, pues el dedicarle el mes a un autor o hacer una maratón del autor no es un gran cambio. Pero hay ciertas diferencias.

Me he planteado desde hace bastante la idea de que el blog tenga un aspecto cada vez más serio. Si os habéis fijado, intento que la mayoría de entradas sean reseñas, pues es lo que realmente me gusta postear (aunque tengan menos visitas que otro tipo de entradas) y estoy dejando las entradas más típicas y menos serias aparte. Hay secciones que mantengo porque me parecen interesantes, pero otras las he acabado sacando un poco del blog, ya sea por falta de tiempo o por falta de interés (mío o del público). Por otro lado, quiero colgar entradas que no tengan nada que ver con las reseñas ni sean de una sección, sino simplemente entradas que tenga ganas de relatar y me parezcan interesantes.

Y de aquí la maratón de Mishima. Porque el hecho de que sea una maratón, indica que voy a leer mucho Mishima (bueno, en realidad si leo los tres que tengo pendientes, me doy con un canto en los dientes). Pero también quiero informarme bien sobre el autor, ver documentales, leer artículos. Espero traeros alguna entrada interesante sobre él. Y por supuesto, por primera vez, os quiero invitar a que participéis si queréis. ¿Os animáis a leer algún libro del autor conmigo? Si es así, podéis colgar la reseña en vuestro blog y me encantará poneros por aquí. O simplemente comentarlo por redes sociales. Sea como sea, ya sabéis que adoro hacer de la lectura un proyecto compartido.

Mishima de jovenzuelo. 
Y sin más rollazo, os dejo un poco de la biografía del autor.

Yukio Mishima nació en la familia de antiguos samurais. A causa de su enfermedad, se quedó en casa de su abuela chapada a la antigua, de la que recibió una educación basada en los valores nipones ancestrales. A causa de su enfermizo cuerpo, no pudo participar tampoco en la guerra, algo que él vio como una humillación. Y como el resto de japoneses, también vivió como una humillación la derrota de su país en 1945.

Uno de los muchos autoretratos de Mishima.
Empezó a escribir, publicando su primera novela, Confesiones de una máscara (novela que reseñaré durante el mes). Tras escribir este libro, casi autobiográfico, Mishima quiso alejarse de esa visión enfermiza amante de la muerte y entrenó su cuerpo en artes como el kendo o pesas. Era un gran amante de la belleza, como muestra en sus obras, y no solo la belleza de sus jóvenes amantes, sino también su belleza propia (que mostró sacándose mucha fotografías). Su suicidio es también una de las razones por las que este autor es muy conocido fuera de Japón, pues como sabréis fue una de las últimas personas en cometer sepukku, después de un discurso en el que alentó al país a volver a sus orígenes, a no perder su esencia. 

Fue un autor muy prolífico, con más de 20 novelas, de las cuales reseñaré un par (como mínimo) este mes. Primero, os hablaré de Confesiones de una máscara, su primer libro y una novela que a mi me fascinó. Luego, también os hablaré de El pabellón de oro, un libro complejo y cargado de mensajes. Si me da tiempo de reseñar, también os traeré reseñas de los libros que lea durante la maratón: El marino que perdió la gracia del mar, El rumor del oleaje y Lecciones espirituales para jóvenes samurais.

Como veis, el 2016 comienza cargadito de Mishima.