Reseña: Grandes pechos, amplias caderas de Mo Yan

Todos los que me conozcáis desde hace un tiempo (vamos, todos los que sigáis el blog desde hace unos meses) sabréis que cuando una novela me gusta mucho, no puedo evitar hacer críticas más subjetivas, personales y emocionadas. Y en este caso, además, tras haber compartido las impresiones con los demás en el Ciclo de literatura oriental comparada, estas impresiones se han nutrido de las de los demás. Así que hoy no os esperéis una reseña discutida u objetiva. Lo siento.

Shangguan Lu necesita ocho intentos para lograr dar a luz a un varón. A través de la historia de china, esta mujer superviviente hará lo que sea para proteger a sus ocho hijas y sobretodo a su hijo varón, narrador de esta historia, en una visión que abarca casi todo el siglo XX Chino, con sus penurias, sus guerras y sus desgracias.

No quiero contaros más. Este es solo un pedazo de esta historia de 836 páginas en las que Mo Yan, a través de una visión totalmente masculina como es Jintong (el hijo varón de Madre), realza la figura de la mujer. El mismo título nos lo adelanta: Una figura con grandes pechos y amplias caderas. Son estos ojos masculinos los que nos presentan un mundo dominado por ese mismo sexo y que, sin embargo, llevado sobre las espaldas de las mujeres: De esta mujer, Madre, una superviviente que hará lo que sea por sus hijos y de sus ocho hijas, cada una tan fuerte como débil es Jintong.

Y es que Mo Yan juega mucho con ese contraste durante toda la novela. Jintong es el narrador, un narrador algo especial pues parece omnipresente aunque sea un personaje de la novela. Y Mo Yan lo ha construido de tal forma que a cada página que avanza la novela, más detestable y débil sea Jintong. Es ese contraste el que le da vida a la novela, el que realza aún más la figura femenina. Y es con esta visión que el autor nos relata la historia de un país que, durante los últimos 100 años ha estado asolado por varias guerras, invasiones, hambrunas y muchos cambios. 

La prosa de Mo Yan es sincera, directa, sin escrúpulos. Usa comparaciones cargadas de ironía y expresiones comprometidas. No es una escritura difícil de leer o densa, y sin embargo nos absorbe en la lectura y es fácil que las 800 páginas vuelen rápido. Es una escritura muy visual y llena de imágenes muy evocativas (aunque no todas sean "bonitas"). Es una novela muy bien construida, que atrapa muy fácilmente y una vez lo hace, ya eres incapaz de dejar el libro. Cargada de ironía, de sabiduría, cargada de poder femenino y de la historia de una nación, Mo Yan construyó esta historia como quien construye un castillo, pero con una facilidad pasmosa. Una gran odisea que demuestra el poderío de este autor (y su inteligencia a la hora de escribir).

Si tengo que ponerle un pero, aunque sea muy pequeño, es el final. Ya me pasó con el anterior libro que leí, que me sobraba la parte final y me ha vuelto a ocurrir con Grandes pechos, amplias caderas. Estoy segura de que Mo Yan debe querer decir algo que se me escapa (algo que no me pasa con las 750 páginas restantes). Aún así, es una obra tan espectacular que merece la pena adentrarse en ella y perderse entre sus laberintos. No os asustéis por el grosor ni por el tema ni por la lejanía; Mo Yan es un autor muy asequible que merece mucho la pena conocer, al menos, por esta novela. 

4,5/5