Frankenstein de Mary W. Shelley

lunes, 5 de marzo de 2018


A veces me da la sensación de que salen tantas novedades que tengo ganas de leer y a las cuales les doy prioridad que dejo de lado las novelas más clásicas. Ya me ha pasado que leo muchos menos clásicos de los que me gustaría, y ya no digamos cuando salimos del género. Aunque esto son solo excusas para deciros que no ha sido hasta 2018 que he leído Frankenstein de Mary Shelley. Veintiséis años y no había tenido tiempo aún de leer esta maravilla. Pero ahora que he leído esta maravilla, vengo a deciros que vosotros deberíais hacer lo mismo. No esperéis a los veintiséis como yo.

Frankenstein nos cuenta la historia de Víctor Frankenstein, un joven de Ginebra que decide viajar hasta Ingolstadt para hacer una carrera y educarse de esta manera en filosofía natural. Ahí descubre y aprende sobre química, física y ciencias de la vida. Pero hay algo que aún desconoce, él y la ciencia: el motor de la vida. En busca de respuestas, Víctor ansía ir más allá, explorar lo aun inexplorado. Una ambición científica que lo lleva a crear un humano a partir de piezas de muertos, dándole vida a lo inanimado. Así nace la criatura, el monstruo, un ser tan abominable que Víctor rápidamente se avergüenza de él y lo abandona, esperando de esta manera que la naturaleza acabe con lo que él antinaturalmente ha devuelto a la vida. 

Frankenstein es un libro nacido de su época y es imposible hablar de él sin hablar de su autora ni de cuando fue escrito. Mary Shelley fue hija de dos escritores y críticos literarios que la educaron en las letras desde muy pequeña. Con apenas 18 años se escapa de casa para casarse con Percy Shelley, un poeta inglés. Durante unas vacaciones de un verano frío en el famoso año sin verano, la pareja Shelley visitó en Suiza a un amigo próximo, Lord Byron. Ahí, el hastío del mal tiempo los llevó a jugar a explicarse historias de terror. Frankenstein salió de ese juego y de las ideas novedosas de la época sobre la electricidad, el vacío y otras innovaciones científicas.

La ciencia (y sus límites) es uno de los temas principales de la novela. El protagonista tiene una ambición científica que ansía buscar el conocimiento por encima de todo, hasta de los límites morales. La dicotomía a la que se enfrenta Víctor se vuelve a ver además en el principio y final de la novela con Robert Walton. Walton también es un científico que tiene una ambición científica que lo llevará más allá de los límites. Su final, en contraste con el final de Víctor, tiene muchas lecturas.

Otro tema fascinante también es aquello que nos hace humanos. Un tema que se ha tratado en múltiples obras, pero que Shelley lo hace espectacularmente en su obra. En la novela, la criatura es despiadada, monstruosa, pero, ¿lo es por qué es su naturaleza o por qué Víctor lo ha abandonado? ¿Quién es más monstruoso, Víctor o su criatura? Estas preguntas que Shelley va mostrando a lo largo de la lectura, van adentrándose en la mente del lector.

Frankenstein o el moderno Prometeo es un libro maravillosamente escrito. No solo en cuanto al estilo, pues el de Shelley está depurado y es fascinante. También está maravillosamente escrito en cuanto a su estructura y la forma que tiene de mostrar los temas de los que quiere hablar. La construcción de personajes es muy interesante y daría mucho de qué hablar (pienso hacerlo en algún momento). La novela dentro de una novela dentro de una novela hace que la historia tenga profundidad y sea dinámica.

En conclusión, hay clásicos que lo son por derecho propio y Frankenstein es uno de ellos. Una de esas novelas que todo el mundo debería leer, tanto los que leen género normalmente como los que no. Una novela con mil lecturas, mil temas que se pueden desarrollar y muchísimo interés tanto literario como científico.

Otras reseñas del libro:

2 comentarios :

  1. Es una novela maravillosa. Pude analizarla en un curso de literatura inglesa y sin duda lo merece todo.

    ResponderEliminar
  2. Pues yo me estoy yendo a los 27 ya XD Tenía pensado leerlo este año con la excusa del bicentenario. Tengo además esas preciosa edición de Austral también :)

    ResponderEliminar