Desde que Runas anunció esta reedición de Rascacielos (con traducción nueva
incluida, de David Tejera), tenía muchas ganas de ponerme con él. Su tamaño era
una ventaja (ya he dicho más de una vez en este blog lo mucho que me gustan las
novelas cortas) y la temática me llamaba aún más la atención. La ciencia
ficción tiene el poder de especular, de trasladarnos a un futuro cercano e
imaginar, en situaciones concretas, como actuaría el ser humano. Esto es lo que
intenta hacer Ballard en esta novela y, por desgracia, a mi no me ha acabado de
convencer. Pero no adelantemos acontecimientos y vamos a por la reseña.
Laing, un recién divorciado, acaba de mudarse a uno de los cuatro
rascacielos cercanos a su trabajo. El suyo es un edificio de 40 plantas en el
que viven unas 2000 personas, con todos los accesorios necesarios para una vida
de lujo. Los inquilinos y vecinos de Laing son hombres de negocios, dentistas,
médicos, gente de la farándula, joyeros y todo tipo de gente con gran poder
adquisitivo. Sin embargo, cuando la luz se va de algunos pisos, la sociedad
bien establecida del rascacielos empieza a tambalearse.
Rascacielos forma parte de un tipo de novelas que especula como actuaria el
ser humano de estar este confinado en un espacio cerrado y en sociedad. Es un
tipo de novelas que me fascina y que Stephen King creo que hace muy bien (si no
habéis leído La niebla, os lo recomiendo). En cambio, hay una variante que creo
que falla en la premisa del libro de Ballard y no en las otras novelas de este
estilo y es que en Rascacielos, nadie está atrapado: Los vecinos de Laing
siguen asistiendo al trabajo, las puertas del rascacielos están abiertas. Así,
algunos de los problemas a los que se enfrentan los habitantes, como la falta
de comida en el edificio, parecen de una envergadura menor al poderse
solucionar.
Por supuesto, lo que Ballard intenta explorar en la novela sigue patente y
llega al lector igualmente. Esa idea de la humanidad contra lo material, de la
facilidad que tiene el ser humano de sucumbir cuando todo aquello que da por
hecho desaparece. Es interesante también la lucha de clases que se crea en el
edificio y, para mí, una de las facetas más interesantes de la historia: Cuanto
más arriba, mejores son las prestaciones y por lo tanto, más caro es el piso.
Este es uno de los primeros elementos diferenciadores, uno que puede
trasladarse a nuestro día a día.
Esta novela de Ballard fue escrita hace más de 30 años, pero algunos de los
temas que trata siguen vigentes hoy en día. La deshumanización de las ciudades,
la idea de seres humanos viviendo en edificios sin conocer a sus vecinos, sin
relacionarse con ellos. Los habitantes, separándose por pisos y haciendo la
clara diferenciación de “ellos” y “nosotros”, enemizando el “ellos” como
personas ajenas, algo que se hace continuamente en la sociedad actual y que el
propio Ballard tuvo que vivir cuando, de pequeño, estuvo en un campo de
concentración.
El estilo es otro de los aspectos que más me ha costado al leer la novela y
es que Ballard abusa demasiado de la exposición narrativa, sin dejar que sean
los personajes los que hablen. Los diálogos brillan por su ausencia y en vez de
eso nos encontramos con páginas enteras de reflexiones de los personajes. Y aunque
este estilo denso pega con la novela, habría esperado que el autor se fijara
más en tratar a los personajes y en ahondar en las relaciones entre ellos y no
solo en la psicología individual de los tres personajes principales.
En conclusión, Rascacielos es un buen libro, con una premisa interesante y
un desarrollo muy bien estudiado. Se hace algo duro y denso de leer, pero es un
ejercicio interesante si os gustan, como a mí, esta clase de libros. Sin duda
Ballard es un autor de ciencia ficción especulativa clásica que hay que tener
en cuenta y con Rascacielos, aunque no ha sido exactamente lo que esperaba, me
lo ha demostrado.
Otras reseñas:
Tengo pendiente leer al autor, me lo apunto.
ResponderEliminarBesotes
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