Alcatraz contra los bibliotecarios malvados de Brandon Sanderson

jueves, 4 de mayo de 2017


Es curioso todo lo que puede escribir en 10 años un autor cuando se lo propone. Y más si ese autor es Brandon Sanderson. El año pasado me enfrenté ante la emocionante y a la vez temible aventura de leer toda la bibliografía del autor de Nebraska y aunque logré leer varios de sus libros (creo que más de 8), aún me quedan muchísimas de sus novelas en el tintero. Con ganas de descubrir una faceta nueva del autor me embarqué a leer el primer libro de Alcatraz, una saga más infantil pero con elementos muy sandersonianos. Y la verdad es que me ha gustado más de lo que esperaba.

Alcatraz Smedry es un chico sin padres que tiene un talento “especial”: todo lo que toca se acaba rompiendo. Esa capacidad de destrucción lo ha llevado de una familia de acogida a otra. El día de su cumpleaños recibe un paquete lleno de arena de parte de sus padres, un paquete cuyas implicaciones no conoce hasta que le es robado. Es entonces cuando aparece su abuelo y le quita la venda de los ojos: El mundo que ha conocido hasta ahora es un mundo incompleto, falso, creado por los bibliotecarios malvados. 

Con este aire Harry Potteresco empieza Alcatraz y sin embargo, rápidamente la novela se diferenciará de la del joven mago en dos cosas esenciales: Por un lado, el uso del narrador y por otro, la comedia inherente en el libro. Es verdad que en la sinopsis puede parecer una historia similar: un niño sin padres que vive una vida solitaria y sin cariño. La llegada de un ser de otro mundo (su propio mundo, aunque él no lo sepa) que cambiará su punto de vista. El descubrimiento de todo lo que se escondía detrás de la capa de normalidad en la que había vivido hasta entonces. Un mundo mágico lleno de novedades fascinantes. Pero hasta aquí las similitudes con la novela de J.K.Rowling.

Las dos diferencias que he comentado en el anterior párrafo marcan la originalidad de la novela. Por un lado, el narrador, el propio Alcatraz de más adulto, ofrece una voz a la vez subjetiva y a la vez, cargada de personalidad, que acompañan toda la lectura del libro. Pero además Sanderson aprovecha este narrador tan subjetivo para reírse de sí mismo y de la literatura. El libro está cargado de un sarcasmo que no solo logra sacarte una carcajada, sino que hace que esta lectura sea grata para cualquier tipo de edad. Eso está relacionado con la comedia del libro y es que la novela no se toma en serio a sí misma. Las situaciones hilarantes, la propia premisa del libro o los talentos de los Smedry parecen sacados de una película de los Monthy Phyton. Lejos de arruinar el libro, te adentra en él: como en ningún momento pide al lector que suspenda su credulidad, el lector se ve más empujado a hacerlo. Puede parecer contradictorio, pero a Sanderson realmente le funciona.

Con todo, esto hace también que no sea una lectura memorable. Tampoco creo que sea esa la intención de Sanderson, pues para ello ya tiene otras sagas más serias y bien desarrolladas. Más bien parece que Alcatraz es una válvula de escape para todas esas ideas locas (¿Dinosaurios ingleses pacíficos que beben té? Sí, ¿por qué no?) que no podría meter en otro libro. Eso, sumado al narrador y sus constantes pullas al mundo literario, hacen de este libro una lectura muy divertida y rápida de hacer. Uno de esos libros para leer una tarde y desconectar del mundo. 

En conclusión: Alcatraz es un libro divertido y bien llevado que se lee en una tarde y se disfruta muchísimo. La edición española además cuenta con una ilustración en portada de Marina Vidal preciosa, ilustraciones en el interior Hayley Lazo y una traducción magnífica de Pilar Ramirez. Una de las cosas que más me gustan de Sanderson es que es un autor muy versátil y esta saga lo demuestra. 

Otras reseñas del libro:
Boy with letters 
In the never never
La estantería de Cho


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