Tengo que confesar algo: últimamente, leer tochos se me hace un poco cuesta
arriba. Es quizá por qué sé que voy a tardar en leerlo o por que leo a la
velocidad a la que leía cuando era más joven. He descubierto que los libros de
más de 500 páginas acaban siendo relegados a vivir eternamente en mi pila de
pendientes. Es por eso que cuando Bandinnelli me propuso leer La estación de la
calle Perdido de China Mieville para un programa de Tres marcianos y medio, mi
primer impulso fue negarme. Y ahora, después de haber leído el libro, me alegro
muchísimo que lo propusiera. Vamos a por la reseña de una de las primeras
novelas de Miéville.
La estación de la calle Perdido nos traslada a
Nueva Crobuzón, una de las principales ciudades de Bas-lag. Aquí confluyen y
conviven la mayoría de razas en un amalgama de sociedades y costumbres
distintas. Los dos protagonistas, un científico y una artista, acabaran
viéndose entremezclados con una serie de asesinatos que sacudirá los cimientos
de la ciudad.
Al igual que pasa con otros libros del autor, La estación en la calle Perdido (e, imagino, el resto de la trilogía) es un libro inclasificable. Tiene
muchos de los elementos que se encuentran en una novela de fantasía: un mundo
inventado, elementos mágicos o inexplicables, diferentes razas. Sin embargo, también
encontramos elementos de ciencia ficción entre sus páginas: robots, tecnología
más actual o la propia ciencia. Esta mezcla está muy equilibrada y Miéville
juega con ella indistintamente durante toda la novela.
De esta manera, encontramos una historia con muchísimas subtramas muy
diferentes entre ellas. Tenemos una subtrama sobre investigación científica y
desarrollo tecnológico, una subtrama que involucra una robo-revolución y una de
terror casi lovecraftiano, con monstruos incomensurables. Estas tramas están
muy bien llevadas y se entremezclan con la riqueza cultural que muestra
Miéville en Nueva Crobuzón.
Y he aquí uno de los hándicaps de la historia y es la cantidad de
descripciones de los lugares y culturas que pueblan la ciudad. Sí es verdad que
en la mayoría de ocasiones no se hacen pesadas, pero algunas descripciones,
sobre todo las que abren los capítulos, pueden hacer que la lectura sea algo
más densa. Sin embargo, muchas de estas, lejos de resultar molestas, ayudan a
dar color y viveza a una ciudad de por sí muy real y tangible.
La ciudad es un personaje más en la novela de Miéville, algo que tiene
especial relevancia. No solo por el hecho de que el autor nos está lanzando
constantemente descripciones de sitios nuevos, de rincones que no conocíamos
aún (Nueva Crobuzon es muy grande, por lo que el lector nunca llega a conocerla
del todo), sino también porque dedica tiempo a mostrarnos su sistema político y
todos los estratos sociales, su confluencia de razas (algo en lo que Miéville
pone especial atención y originalidad), los ghettos raciales… Constantemente me
veía con la necesidad de volver al mapa y explorar con la mirada aquello que
Miéville había explicado con palabras.
Y pese a toda esta cantidad de descripciones, el ritmo del libro está muy
bien medido. En todo momento tienes ganas de leer más, de adentrarme más en
este mundo que crea. A esto ayuda la mezcla de géneros y temas con los que
trabaja el autor. Como una locomotora de vapor, le cuesta un poco arrancar,
pero una vez pasado ese esfuerzo, la
historia fluye como el agua y se devora en menos tiempo del que podría parecer.
La estación de la calle perdido es la primera parte de una trilogía que
ahonda y explora Bas-lag, el mundo en el que está situada Nueva Crobuzón. Pero
para los que os de miedo adentaros en una trilogía tan larga, cada libro es
autoconclusivo y está conectado con el resto solamente por la ambientación. La
edición de Nova Editorial, además de tener una portada preciosa y muy adecuada,
está traducida por Carlos Lacasa Martín y Manuel Mata Álvarez-Santullano.
Otras reseñas:
Caballero del árbol sonriente
Crónicas Literarias
Tres marcianos y medio
Otras reseñas:
Caballero del árbol sonriente
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Tres marcianos y medio
¡¡Holaaa!
ResponderEliminarUuuuh pues no pinta nada mal, me gusta eso de que tenga tantas tramas tan diferentes entre sí que luego terminan mezclándose muy bien ^^
Aunque eso sí, tendré en cuenta lo de la cantidad de descripciones debido a las diferentes ciudades y culturas, es cierto que puede resultar abrumador.
¡muchos besos!
¡Hola!
EliminarLa verdad es que el libro está muy bien llevado. Lo de las descripciones en algún momento es pesado, pero también suelen ser bastante necesarias por que te meten mucho en el mundo que ha creado. Y pese a ser 800 páginas, se lee rápido, así que espero que te animes. ¡Ya me dirás!
Todo lo que escribe China Miéville es tremendo, he leído varios libros suyos y son una delicia.
ResponderEliminarUff totalmente de acuerdo. Tengo ganas de seguir leyendo esta trilogía, porque el primero me ha encantado mucho más de lo que me esperaba.
Eliminar¡Un beso!