Estación de la calle perdido de China Mieville

lunes, 16 de septiembre de 2019


Tengo que confesar algo: últimamente, leer tochos se me hace un poco cuesta arriba. Es quizá por qué sé que voy a tardar en leerlo o por que leo a la velocidad a la que leía cuando era más joven. He descubierto que los libros de más de 500 páginas acaban siendo relegados a vivir eternamente en mi pila de pendientes. Es por eso que cuando Bandinnelli me propuso leer La estación de la calle Perdido de China Mieville para un programa de Tres marcianos y medio, mi primer impulso fue negarme. Y ahora, después de haber leído el libro, me alegro muchísimo que lo propusiera. Vamos a por la reseña de una de las primeras novelas de Miéville.

La estación de la calle Perdido nos traslada a Nueva Crobuzón, una de las principales ciudades de Bas-lag. Aquí confluyen y conviven la mayoría de razas en un amalgama de sociedades y costumbres distintas. Los dos protagonistas, un científico y una artista, acabaran viéndose entremezclados con una serie de asesinatos que sacudirá los cimientos de la ciudad.

Al igual que pasa con otros libros del autor, La estación en la calle Perdido (e, imagino, el resto de la trilogía) es un libro inclasificable. Tiene muchos de los elementos que se encuentran en una novela de fantasía: un mundo inventado, elementos mágicos o inexplicables, diferentes razas. Sin embargo, también encontramos elementos de ciencia ficción entre sus páginas: robots, tecnología más actual o la propia ciencia. Esta mezcla está muy equilibrada y Miéville juega con ella indistintamente durante toda la novela.

De esta manera, encontramos una historia con muchísimas subtramas muy diferentes entre ellas. Tenemos una subtrama sobre investigación científica y desarrollo tecnológico, una subtrama que involucra una robo-revolución y una de terror casi lovecraftiano, con monstruos incomensurables. Estas tramas están muy bien llevadas y se entremezclan con la riqueza cultural que muestra Miéville en Nueva Crobuzón.

Y he aquí uno de los hándicaps de la historia y es la cantidad de descripciones de los lugares y culturas que pueblan la ciudad. Sí es verdad que en la mayoría de ocasiones no se hacen pesadas, pero algunas descripciones, sobre todo las que abren los capítulos, pueden hacer que la lectura sea algo más densa. Sin embargo, muchas de estas, lejos de resultar molestas, ayudan a dar color y viveza a una ciudad de por sí muy real y tangible.

La ciudad es un personaje más en la novela de Miéville, algo que tiene especial relevancia. No solo por el hecho de que el autor nos está lanzando constantemente descripciones de sitios nuevos, de rincones que no conocíamos aún (Nueva Crobuzon es muy grande, por lo que el lector nunca llega a conocerla del todo), sino también porque dedica tiempo a mostrarnos su sistema político y todos los estratos sociales, su confluencia de razas (algo en lo que Miéville pone especial atención y originalidad), los ghettos raciales… Constantemente me veía con la necesidad de volver al mapa y explorar con la mirada aquello que Miéville había explicado con palabras.

Y pese a toda esta cantidad de descripciones, el ritmo del libro está muy bien medido. En todo momento tienes ganas de leer más, de adentrarme más en este mundo que crea. A esto ayuda la mezcla de géneros y temas con los que trabaja el autor. Como una locomotora de vapor, le cuesta un poco arrancar, pero  una vez pasado ese esfuerzo, la historia fluye como el agua y se devora en menos tiempo del que podría parecer.

La estación de la calle perdido es la primera parte de una trilogía que ahonda y explora Bas-lag, el mundo en el que está situada Nueva Crobuzón. Pero para los que os de miedo adentaros en una trilogía tan larga, cada libro es autoconclusivo y está conectado con el resto solamente por la ambientación. La edición de Nova Editorial, además de tener una portada preciosa y muy adecuada, está traducida por Carlos Lacasa Martín y Manuel Mata Álvarez-Santullano.

Otras reseñas:
Caballero del árbol sonriente
Crónicas Literarias
Tres marcianos y medio 

4 comentarios :

  1. ¡¡Holaaa!

    Uuuuh pues no pinta nada mal, me gusta eso de que tenga tantas tramas tan diferentes entre sí que luego terminan mezclándose muy bien ^^
    Aunque eso sí, tendré en cuenta lo de la cantidad de descripciones debido a las diferentes ciudades y culturas, es cierto que puede resultar abrumador.

    ¡muchos besos!

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    1. ¡Hola!
      La verdad es que el libro está muy bien llevado. Lo de las descripciones en algún momento es pesado, pero también suelen ser bastante necesarias por que te meten mucho en el mundo que ha creado. Y pese a ser 800 páginas, se lee rápido, así que espero que te animes. ¡Ya me dirás!

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  2. Todo lo que escribe China Miéville es tremendo, he leído varios libros suyos y son una delicia.

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    1. Uff totalmente de acuerdo. Tengo ganas de seguir leyendo esta trilogía, porque el primero me ha encantado mucho más de lo que me esperaba.

      ¡Un beso!

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