Reseña: N.P. de Banana Yoshimoto

Esta ya es la tercera novela que os traigo de la autora y, como las anteriores, la reseña tiene el mismo mensaje que las dos anteriores: ¡leed a Banana Yoshimoto! Este fue el primer libro que conocí de ella, pero fue una amiga mía el que se lo leyó. Me lo recomendó muchísimo, así que cuando lo encontré en una librería, y ya entusiasmada por la autora, lo cogí casi sin pensar. ¡Menudo tesoro!

La presencia de la obra de Sarao Takase, N.P. parece que persigue a Kazami. No solo su ex-novio, Seiji, fue el traductor del peculiar relato noventa y ocho, antes de suicidarse, sino que pronto conocerá los hijos gemelos de este autor. Todos parecen sufrir la influencia de este relato, intraducible al japonés y poco a poco, Kazami se dejará llevar por ella.

Como siempre, Yoshimoto nos trae un libro en el que se acerca a la muerte con ese enfoque particular propio de la autora. Esta imagen de la muerte tan peculiar pero común en Japón parece ser el tema recurrente en la obra de Banana, pero en este caso, el punto de vista vuelve a cambiar. Como siempre digo y pese a que la temática siempre ruede alrededor de los mismos temas, Yoshimoto es capaz de dotar de una particularidad propia a cada una de sus obras.

En este caso, no solo hablamos de la muerte, sino de la atracción hacia ella, hacia lo desconocido y extraño. El relato noventa y ocho de la antología de Takase ha intentado ser traducido por varios traductores japoneses, los cuales se han acabado suicidando. La idea del novio muerto está presente, pero no es lo más importante en la obra, sino que es como un dolor lejano, recurrente pero no intenso.

La intensidad la aportaran, esta vez, los personajes vivos. Yoshimoto ha creado personajes más vivos que nunca, todos influenciados por esta obra que poco a poco va arrastrándolos más hacia las profundidades de un amor prohibido y desenfrenado del que ella no será solo testigo.

La trama va acelerando poco a poco, pero siempre con ese tono sutil de Yoshimoto. Así, conocemos fácilmente a Kazami y también al resto de elenco que no solo son personajes secundarios, sino que también crea su propia historia. Hila las dos tramas como si se tratase de una sola y lleva al lector con facilidad hasta ella. 

Ya os he hablado muchas veces de la capacidad narrativa de Yoshimoto y esta vez vuelve a sorprendernos, siempre en su tónica. Mientras que en Sueño profundo mostraba tres historias diferentes, en este caso nos lleva a través de una, mucho más madura que la primera que escribió. Su tono, siempre tan sincero, logra capturar al lector y solo por eso es un placer de leer.

Sin embargo, le falta algo. Explotar la historia, acabar de dar esa vuelta, esos 360 grados. Los personajes y su pluma son ideales, la trama está bien llevada, pero hay algo, un toque esencial que no acaba de cuadrar y que hace que la obra no parezca del todo completa. Algo que se contradice con ese final que, al contrario que los anteriores, está ligado y acabado. 

En resumen, es una buena novela, tan fascinante como siempre, absorbente como solo Yoshimoto sabe hacer. Un ejemplo ideal de su obra y su pluma, si queréis descubrir a la autora es tan bueno como cualquier otro. Yo, por mi lado, no me canso nunca de leer todo lo que escriba, así que espero poder descubrir más de su bibliografía pronto.

4/5