Paolo Bacigalupi es un autor algo controvertido en el fandom. No porque
tenga una opinión subversiva ni por comentarios salidos de tono (de hecho, es
un autor que mantiene un low profile en redes), sino porque sus obras levantan
opiniones muy diversas. Algunos lo adoran y otros lo odian. Yo estoy en un
punto intermedio incómodo en el que me encanta como escritor de relatos, pero
no tanto como novelista. Aún así, aquí estoy, leyendo y reseñando su obra. Hace
tiempo reseñé su antología y La chica mecánica. Hoy toca hablar de su novela
más juvenil, El cementerio de barcos.
Nailer trabaja en una cuadrilla ligera, encargada de buscar cobre, hierro o
cualquier otro material útil (y cuando digo útil, digo con valor monetario)
dentro de los barcos abandonados que abundan en la playa donde vive. Es una
vida dura, plagada de incertidumbre y de hambre. Mientras, en la línea del
horizonte, Nailer ve pasar elegantes veleros que recorren el mar y surcan los
cielos a toda velocidad. Transportes de un mundo paralelo, un mundo al que
Nailer, rodeado de chatarra, nunca podrá acceder. Sin embargo, un golpe de
suerte cambiará el rumbo de su vida y Nailer tendrá que apostar el camino a seguir.
Antes he comentado que El Cementerio de barcos es un libro juvenil, pero estamos
hablando de Bacigalupi y como sus otros libros, la novela está cargada de
una ambientación opresiva y devastadora,
con una importante presencia para la crítica a nuestra sociedad actual. El
autor estadounidense es conocido por
crear historias depresivas que muestran un futuro que, o bien se ha ido a la
mierda, o está en aras de ello. Y El cementerio de barcos no se queda atrás en
esto: la novela, aunque más naif que otras del autor, sigue mostrando este
mundo derrotado, acabado, dónde solo unos pocos privilegiados disfrutan de una
buena vida mientras al gran mayoría se esclaviza entre chatarra, basura y
mierda.
Me ha parecido interesante el desarrollo de personajes como Nailer, que se
cuestiona a sí mismo en todo momento, preguntándose si “hacer lo correcto” es
realmente una buena idea. Bacigalupi muestra bien un personaje heroico como nos
lo esperaríamos en una novela así sin dejar de mostrar a un personaje que es
hijo del ambiente en el que ha crecido. Esto es una constante en el libro, no
solo con sus personajes, sino también con toda esa ambientación que rodea la
novela y que es, en realidad, un personaje más. El autor le dedica tiempo a la
problemática medioambiental, la diferencia de clases hasta al desarrollo de
personajes. Y eso sin perder un instante de acción.
Porque al contrario de lo que pasaba con La chica mecánica, El cementerio de barcos tiene un ritmo
endiablado. Empieza con intensidad y Bacigalupi sabe mantener esa intensidad
para mantener enganchado al lector. Eso hace que el libro se lea en un instante
y que devores las 300 páginas que tiene en un momento. Aunque parece un libro
fácil de leer, las implicaciones que tiene y todas las reflexiones que el autor
hace entre líneas (y a veces no tan entre líneas) te dejan pensando. Es, como
he dicho, un autor pesimista, por lo que no esperéis conclusiones felices o
esperanzadoras. Sí es verdad que la historia de Nailer es algo más naif que
otras del autor, pero eso no quita que el mundo siga siendo desgarrador y
decadente (aunque habría preferido que Bacigalupi arriesgara más en su historia
también).
En conclusión, El cementerio de barcos es un libro que merece su lectura.
La edición que he leído es muy asequible económicamente y la novela lo vale.
Además recomiendo leerla en español, con una traducción magnífica (como siempre)
de Manuel de los Reyes. El caso es que leáis a este autor, pues aunque me
reafirmo en que se mueve más cómodamente en la ficción corta, sigue siendo un
novelista muy a tener en cuenta.
Otras reseñas:
No he leído nada de este autor y tampoco recuerdo haberlo visto anteriormente (pero soy muy mala para los nombres). Quizá le dé una oportunidad más adelante. Si es controvertido el autor, seguro que tiene algo que me guste. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarBesos.
¡Hola!
ResponderEliminarPues me lo apunto. Me quedé con la curiosidad de leer algo más suyo tras La chica mecánica, libro que al que se le pueden sacar pegas, tiene una construcción de mundo impresionante. No conocía este título pero pinta genial, y ese ambiente opresivo y decadente me llama mucho.
¡besos!
Me suena al estilo juvenil de Abercrombie. Si te doy una novela con ritmo endiablado, personajes algo más inocentones, pero te hundo igual en la miseria. No he leído nada de Bacigalupi aún (tengo el de la Bomba Número seis en casa), pero tengo que ponerme :)
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